Finalmente, Evo Morales no será candidato a senador por Cochabamba y, hoy, a la luz de los días, se puede decir que con una sentencia desfavorable para el expresidente y líder del Movimiento Al Socialismo (MAS), la Justicia mostró un rostro diferente al que vino exhibiendo en los últimos 15 años. Pero, ¿lavó completamente su imagen? Por otro lado, ¿cuál fue el papel de la prensa en este desenlace?
Aunque no se advierte a simple vista, es bueno saber que, en este tema de trascendencia nacional, como en tantos otros a lo largo de la historia de Bolivia, el periodismo desempeñó un rol importante. Horas antes de que el vocal Alfredo Jaimes Terrazas denegara la tutela del amparo constitucional interpuesto por el abogado del exmandatario, que reclamaba su derecho a ser candidato en las elecciones generales de octubre, CORREO DEL SUR publicó, de manera primicial, una información en la que revelaba la existencia de un juicio en contra de ese magistrado dirimidor por el supuesto arreglo de otra acción de amparo.
Esa publicación, titulada “Vocal dirimidor aparece querellado por presunto arreglo en otro amparo”, es del domingo pasado, de un día antes del pronunciamiento de Jaimes, que había sido convocado para definir con su voto el futuro de Morales, al menos, en los próximos comicios. Otros periódicos del país, debido a la trascendencia del caso, tomaron la noticia del Diario de la Capital y la difundieron también.
La información —que puede ser consultada en la página web de este periódico— contiene un audio grabado en febrero de este año, durante el cuarto intermedio de una acción de amparo, según consta en una denuncia radicada en la Fiscalía Departamental de La Paz. Allí, se escucha cómo dos vocales —Jaimes e Israel Campero, dice la denuncia— acuerdan votos disidentes para convocar a un tercero dirimidor, tal cual ocurrió con el caso de Evo Morales. Las dos autoridades judiciales mencionadas fueron querelladas por particulares que habrían sido perjudicadas con dicho arreglo.
Es innegable que las publicaciones periodísticas sobre los dudosos antecedentes de esos y los demás vocales del tribunal paceño influyeron en la decisión final de Jaimes, quien, pese a que CORREO DEL SUR buscó su versión, hasta este martes no había desmentido el contenido del audio.
Toda esta historia, en la que se cruzan dos amparos constitucionales con prácticamente los mismos actores judiciales, nos lleva a reflexionar sobre dos aspectos: una, la cada vez más fundada desconfianza de la ciudadanía en el Órgano del Estado con sede en la capital de Bolivia, y, la otra, la importancia de los medios de comunicación, principalmente, en tiempos de crisis múltiple como la que atravesamos.
En cuanto a lo primero, ¿este fallo “lavó la cara” de la Justicia?, como dijo el ministro de Justicia, Álvaro Coimbra. En parte sí, es un buen precedente que un juez cercano a la anterior administración gubernamental fallara en contra de Evo Morales, algo que no había ocurrido nunca en los últimos tres lustros. Pero no se puede aseverar, tajantemente, que el Órgano Judicial haya expiado sus culpas después de un largo tiempo sin haber mantenido una prudente distancia de la política partidaria.
El Ministerio Público y las diferentes entidades vinculadas con la Justicia boliviana han tenido varias oportunidades para lavar su imagen, deslucida por múltiples y reiteradas equivocaciones, pero las han ido desaprovechando una a una hasta llegar a un punto de no retorno hoy, cuando la ciudadanía, hastiada, parece haber dicho “basta”: o se ponen del lado del Derecho, la Constitución y las leyes, o deciden continuar en el camino de la deshonra, manchando la institucionalidad, que es uno de los pilares fundamentales de la democracia.