Mayoría de mujeres en el Senado

Editorial Correo del Sur 25/10/2020
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Una de las grandes novedades de los resultados oficiales de las elecciones recién pasadas es la de la mayoría de mujeres en el Senado.Luego, el Movimiento Al Socialismo (MAS) mantiene el control de la Asamblea Legislativa Plurinacional, aunque no tiene los dos tercios.
Es saludable que una fuerza política tenga ese tipo de control en un cuerpo legislativo, u otro en el que las decisiones son asumidas a través del voto, pero solo si esa fuerza no abusa de esa ventaja. Hasta la presidencia de Evo Morales, lo que pasó en Bolivia es que el MAS llegó a tener dos tercios, pero no los usó precisamente para favorecer al país sino a sí mismo. Por ello, que en la próxima legislatura 2020-2025 no exista esa ventaja es, indudablemente, una buena noticia.
La mayoría femenina en el Senado es otra novedad. De inicio, también una buena noticia por la nueva proporción de género en la Cámara Alta.Los resultados establecieron que un total de 20 candidatas mujeres han sido elegidas como parte de una Cámara que está integrada por 36 curules. Eso significa representan el 55,5 por ciento y tienen la mayoría absoluta.
La historia parlamentaria dice que es la primera vez que esto ocurre. ¿Será determinante la proporción de género en la Cámara Alta? La respuesta obvia a esa pregunta es “depende”, porque lo más probable es que la mayoría femenina actuará como tal solo cuando los temas que sean sometidos a votación les interese en tanto y en cuanto les afecte como colectivo. En otros temas, actuarán en función partidaria, que es lo que hace un legislador promedio.
A eso hay que agregar otro elemento. En este momento, y durante gran parte del actual gobierno central, los tres poderes tradicionales del Estado estuvieron en manos de mujeres. Hasta el 25 de junio de 2020, cuando fue reemplazada por Olvis Egüez, la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, y cabeza del Órgano Judicial, era María Cristina Díaz. Hasta ahora, la presidenta del Estado, y cabeza del Órgano Ejecutivo, es Jeanine Áñez mientras que la del Senado, u Órgano Legislativo, es Mónica Eva Copa. 
En esa lista solo falta el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Salvador Romero, pero se debe tomar en cuenta que la inclusión de esa entidad entre los Órganos del Estado, antes llamados poderes, es reciente, por efectos de la Constitución Política del Estado promulgada en 2009.¿Cuánto influyó en el país el hecho de que, durante un corto tiempo, los tres poderes del Estado tradicionales hayan estado en manos de mujeres? Los hechos dicen que no hubo ninguna diferencia. Es más… Añez y Copa actuaban, y actúan, como lo que son; es decir, adversarias políticas.¿Y pueden esos hechos ser determinantes para lo que se viene con un Senado integrado mayoritariamente por mujeres? No.
Dejarse llevar por lo sucedido y aplicarlo como regla para lo que está por venir puede ser un error, si se trata de mujeres.
En Bolivia, el liderazgo de las mujeres se visibilizó a partir de las reformas constitucionales que impusieron la paridad de género. Si esto no hubiera ocurrido, los hombres habrían tardado décadas en abrir el paso a las mujeres en el ejercicio político pleno. Gracias a eso, en 2018, Bolivia pasó a ocupar el segundo lugar entre los países con la mayor cantidad de mujeres en el Senado, superado solo por Ruanda. En 2019, bajó al tercer lugar, probablemente por las renuncias.
Este año, la proporción de mujeres en el Senado es mayor que antes y eso significará que Bolivia subirá otro escalón en el recuento de ONU Mujeres. Los hechos, e incluso la ciencia, han demostrado que las mujeres son más inteligentes, sacrificadas y menos corruptibles que los varones y las que llegaron a la Cámara Alta tienen, ahora, la oportunidad de demostrarlo.
 

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