Los dos discursos

Editorial Correo del Sur 09/11/2020
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Bolivia amaneció este lunes con un gobierno elegido en el marco de las reglas democráticas. Su legalidad ha sido ratificada con la posesión del presidente, Luis Arce, y del vicepresidente David Choquehuanca de cuya legitimidad no se puede dudar en tanto y en cuanto no se demuestre irregularidad alguna en las elecciones generales del 18 de octubre. Como se ha informado en reiteradas oportunidades, al menos hasta ahora, no se han presentado pruebas consistentes que respalden la tesis de un nuevo fraude electoral.
Por tanto, es hora de afrontar los cinco años venideros con el gobierno inaugurado ayer. Como no hubo posesión de gabinete ministerial, lo único oficial que se tiene para comenzar a tomar el pulso al nuevo gobierno son los discursos pronunciados ayer por Choquehuanca y Arce, en ese orden.
Tan claras han sido las diferencias de tono entre uno y otro que el común de la gente lo ha notado: Choquehuanca se mostró conciliador mientras que, a diferencia de lo que muchos esperaban, quien dio una muestra de confrontación fue Arce.
También se puede considerar que ambos mensajes fueron complementarios, como lo interpretó un conocido politólogo nacional.
Lo primero que dejó en claro el nuevo presidente es que el suyo no será un gobierno individualista, sino del MAS, ya que repitió, esta vez en discurso oficial, que el gobierno que ha cesado en funciones fue “de facto”; es decir, de hecho. Eso es llevar la anterior administración a un terreno al margen de la Constitución pese a que, tras la renuncia de Evo Morales y de quienes le seguían en la sucesión constitucional, lo que correspondía era continuar buscando y así fue como se llegó hasta Jeanine Áñez. Operó, entonces, la sucesión legal, constitucional.
Por el discurso del flamante mandatario se puede entrever que pronto podrían confirmarse los procesos legales en contra de autoridades del gobierno recientemente cesado, incluyendo a la propia Áñez con un juicio de responsabilidades, tal cual se vino advirtiendo en las últimas semanas desde la Asamblea Legislativa Plurinacional. Arce no lo dijo, pero sí lanzó una justificación: “Como diría Marcelo Quiroga Santa Cruz: no es el odio lo que impulsa nuestros actos, sino una pasión por la justicia”. Por ello, y pese a que también se expresó como un gobernante que tiende la mano a todos, al afirmar que gobernará “sin discriminación de ninguna naturaleza” y que su gobierno “buscará reconstruir nuestra patria en unidad para vivir en paz”, el tono que usó durante su discurso de 29 minutos hizo que todo lo bueno no sonara, precisamente, a reconciliación.
Distinto se mostró el vicepresidente con un mensaje que, inundado de misticismo, fue pacificador y hasta lleno de sabiduría.
Afirmó que “todo está interrelacionado, nada está dividido. Por eso nos dicen que todos vayamos juntos y nadie se quede atrás. Que todos tengan todo y que a nadie le falte nada. El bienestar de todos es el bienestar de uno mismo, ayudar es motivo de crecer y ser feliz”.
Choquehuanca no habló de justicia, a menos que sea igualitaria, y, aunque hizo referencia al pasado colonial, apuntó después que “(estamos) dando inicio a un nuevo amanecer (...), un nuevo sol y nueva historia en el lenguaje de la vida, donde la empatía por el otro o el bien colectivo sustituyen al individualismo egoísta, donde los bolivianos nos miramos todos igual y sabemos que unidos valemos más”.
El suyo fue un mensaje esperanzador, tal cual lo han tomado muchos usuarios de las redes sociales, sin distinción de preferencias políticas o partidarias.
También lo pueden tomar así los medios de comunicación, tras sus afirmaciones en sentido de que ya no habrá “más persecución a la libertad de expresión y judicialización de la política, ya no más abuso de poder”.
Además, Choquehuanca se dirigió a la oposición al decir, alegóricamente, que “el cóndor levanta vuelo solo cuando su ala derecha está en perfecto equilibrio con su ala izquierda”.
 

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