David (Nelson) Choquehuanca ¿será?

LA CURVA RECTA Agustín Echalar Ascarrunz 17/11/2020
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Nuestro nuevo Vicepresidente –lo ha dicho él– es descendiente de los incas. Asumimos que lo es porque su apellido es el de un importante linaje del altiplano boliviano. Los Choquehuanca de Azángaro son directos descendientes de Paullo, uno de los hijos del gran Huayna Capac, el padre de Huascar y Atahuallpa. Esa familia ha dado al Perú y a Bolivia una serie de importantes protagonistas de nuestra historia. Precisamente por haber sido parte de la nobleza incaica que obtuvo privilegios y posición durante el período virreinal.  Hay además conexiones entre Azángaro y Huarina, de donde viene la familia de don David. 
¿Es eso importante? En realidad no, pero no deja de ser interesante y entretenido, y no deja de ser un adorno para cualquier mortal. De cualquier manera, el rol de don David Choquehuanca en la historia de nuestro país ya fue suficientemente preponderante habiendo sido el Canciller que más tiempo ocupó  en esa cartera en la atribulada historia de nuestro país.
Hoy como Vicepresidente, su papel es mucho más importante, precisamente por la preponderancia que tuvo Álvaro García Linera, más allá de que ésta era consecuencia de las enormes limitaciones del Presidente de entonces.
El discurso inaugural de don David Choquehuanca ha gustado a propios y extraños, solo los más susceptibles han podido oír en el mismo un retrogusto de supremacía moral indígena. A diferencia  de Morales, 14 años antes, no se ha proclamado “reserva moral de la humanidad”, pero ha adornado con todos los méritos y las bondades al mundo prehispánico, algo que puede ser visto ya sea como una gran ingenuidad o como un cálculo político perverso. 
De cualquier manera, lo interesante es que el discurso del descendiente de los incas ha sido una propuesta pacificadora, conciliadora, algo muy importante en estos específicos momentos, en particular, y, en general, para este país que, como muchos, es producto de una conquista.
Una serie de conceptos vertidos en esos 16 minutos de discurso son conciliatorios precisamente porque pueden ser suscritos por cualquier persona de buena voluntad, sea de izquierda o no tanto; sea de raigambre española o andina, sea cristiana, o no tanto. 
Bolivia puede construirse solamente a partir del mestizaje biológico y cultural que la conforma mayoritariamente y ese mestizaje solo puede sentirse a gusto consigo mismo si es que reconoce los méritos y los valores de sus dos vertientes.  El no reconocer esa realidad, el renegar de la misma historia de nuestro país, al extremo de cambiarle de nombre y crear un  nuevo Estado, ha sido uno de los grandes errores de la primera fase del masismo.  
El Vicepresidente inca, más genuino, más formado, más sólido que su antecesor (en cuanto símbolo indígena)  puede hacer una gran diferencia y darle a su partido una nueva proyección. Por lo demás, esa actitud puede ganarle un sitial mucho más importante que el de Morales, no solo a nivel nacional.
En esta primera semana de gobierno han aparecido algunos negros nubarrones, como el retorno de Evo Morales, que no fue apoteósico, pero que tuvo una recepción multitudinaria, no deja de incomodar, no solo a los no masistas, sino a los que creen en la democracia, sean o no del partido de gobierno. Las aseveraciones desbocadas de García Linera,  la ridiculez de hablar de una lucha de liberación interplanetaria hecha por Morales, no han ayudado, esperemos que se trate de una eruptiva, y que ese modo de hacer política desaparezca en el nuevo tiempo. 
Si Choquehuanca se decide por construir siguiendo los lineamientos de su discurso de hace dos domingos, su estrella brillará enormemente y podrá llegar a ser considerado el Mandela de los Andes.

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