Elecciones y centralismo

Editorial Correo del Sur 03/03/2021
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Si una persona realiza una búsqueda por imágenes de los candidatos de las elecciones subnacionales en Bolivia encontrará, invariablemente, las de aquellos que aparecen primeros en las encuestas para las gobernaciones de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba y para las alcaldías homónimas, además de la de El Alto.
El detalle es significativo si se toma en cuenta que Bolivia tiene nueve departamentos y más de 340 municipios. Es materialmente imposible abarcar a todas las alcaldías; pero no pasa lo mismo con las gobernaciones, que no llegan a la decena.
¿Cuál es la razón por la que la atención mediática gira en torno a los tres departamentos del eje central? La primera respuesta es económica. No se puede cerrar los ojos ante el hecho indiscutible de que el grueso de la economía nacional circula allí. La Paz es la sede del Gobierno desde que no lo es más Sucre, pero la mayoría de los capitales han ido concentrándose paulatinamente en Santa Cruz y, eso ha inclinado la balanza. Cochabamba, en cambio, hace mucho que ha dejado de ser el granero de Bolivia, pero sigue teniendo peso económico debido a que en su territorio se produce el mayor volumen de coca, más allá de que buena parte esté destinada al narcotráfico…
El peso económico es determinante, pero no debería dar paso a la discriminación. Hoy en día, a horas de las elecciones subnacionales, la mayoría de los electores sabe, más o menos, quiénes son los candidatos en el eje, pero no puede decir lo mismo del resto de los municipios. ¿Cuánto sabe Sucre, por ejemplo, de los candidatos a la Alcaldía de Trinidad?, ¿o cuánto Potosí respecto de los de Tarija? Y si existe desconocimiento en las capitales de departamento, peor es a nivel de las alcaldías de provincia. Con excepciones que confirman la regla, pocos son los medios que se han ocupado de los candidatos de lo que se conoce como área dispersa.
Desde el punto de vista teórico, los medios tienen una justificación. La manera inexcusable de determinar si un hecho es noticioso o no es aplicando los denominados “factores de interés periodístico”; es decir, aquellas características que pueden motivar que la gente quiera conocer su contenido. Entre estos están, por ejemplo, la actualidad, el conflicto, la expectación, la magnitud, entre otros. Uno de esos factores de interés es la prominencia, el carácter relevante que tienen algunas personas, lugares, animales o cosas, que hacen que se les ponga por delante de los demás. A partir de ahí, la pregunta es: “¿Por qué los candidatos del eje central tienen más prominencia que los que no son de esa área geográfica?”. En el mismo eje, no hace falta contestar a la pregunta, pero… ¿y en el resto del país? ¿Nos valoramos tan poco que, a la hora de hacer una panorámica de las elecciones ponemos por delante a los candidatos del eje, así solo sea en la foto?
Lo que ocurre es que, pese a la descentralización administrativa —parcialmente aplicada— y a la autonomía —que por ahora solo está en los papeles—, Bolivia sigue siendo un país centralista y esa característica condiciona la mentalidad de sus ciudadanos. 
Los paceños son los más interesados en mantener un centralismo que gira en torno a la sede del Gobierno. Los cruceños han salido al frente al convertir su ciudad en el centro de la mayoría de las actividades de interés general. A los cochabambinos, esa pugna parece interesarles poco.
Con esa actitud los sureños, que una vez fuimos el eje, quedamos relegados y nuestros candidatos terminan siendo convidados de piedra en elecciones subnacionales con una proyección cada vez menos nacional.
 

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