Las nuevas autoridades y la crisis de los gobiernos locales

Editorial Correo del Sur 15/03/2021
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Dentro de poco asumirán las autoridades que acaban de ser elegidas y, de esa manera, habrá llegado a su fin un periodo que debió haber concluido el año pasado, tomando en cuenta que las elecciones subnacionales previas a las del 7 de marzo recién pasado fueron el 29 de marzo de 2015. Como todos deben asumir al mismo tiempo, hay que esperar a las segundas vueltas y, en el caso de Sucre, a la repetición de las votaciones en tres mesas.
En Chuquisaca, por ejemplo, se avizora una campaña feroz entre dos organizaciones políticas que se han mostrado fuertes: Chuquisaca Somos Todos, principalmente en el municipio capital, y el Movimiento Al Socialismo, en la mayoría de las provincias del departamento. Damián Condori o Juan Carlos León, uno de los dos será el próximo gobernador y, entre otras cosas, tendrá la misión de darle estabilidad institucional al principal cargo ejecutivo del Gobierno departamental, de cara a los festejos del bicentenario de Bolivia (2025).
En Potosí, la figura es otra porque todo se definió en la primera vuelta. Jhonny Mamani, del MAS, asumirá como gobernador electo de Potosí tras sacarle a su inmediato contendiente, Marco Pumari, de PAN-BOL, una diferencia de 28 puntos porcentuales. El cierre del cómputo oficial, al 100% de las mesas, está todavía pendiente porque el 21 de marzo se repetirá la votación en tres mesas: una en Betanzos, otra en Llica y la última en Mojinete.
Las futuras alcaldías de ambas capitales de departamento están prácticamente definidas, sobre todo la de Potosí porque en Sucre aún se debe esperar, para el mismo domingo 21, una nueva votación en tres mesas. Por ahora, Enrique Leaño (MAS) le lleva 344 votos a Horacio Poppe (República 2025), que ha denunciado un fraude electoral, aunque se da por descontada la victoria del primero.
En la Villa Imperial, el electo Jhonny Llally, del Movimiento Cívico Popular, superó en la pelea por la municipalidad local al exalcalde y exsenador del MAS René Joaquino. La votación terminó con casi siete puntos de diferencia entre uno y otro.
Como exdirigente cívico, Llally se forjó un buen caudal de popularidad al protagonizar junto al Comité Cívico Potosinista (Comcipo), en 2015, un paro departamental que duró más de un mes. El respaldo recibido por él confirma el talante de los últimos años de los potosinos, que renovaron su desconfianza en el oficialismo nacional.
En la capital del país, el MAS nunca tuvo grandes votaciones, comparándolas con las que suele lograr en el área rural, pero, por las dos últimas elecciones subnacionales, sí se advierte que ha conseguido un importante repunte. Históricamente, este ha sido un reducto difícil para el partido de Evo Morales, cuya presidencia enfrentó una férrea resistencia de los sucrenses a partir de los sucesos de La Calancha (2007).
Las administraciones masistas en puertas tienen por delante la complicadísima misión de sacar adelante sendas alcaldías, en momentos en que las arcas municipales están sumamente devaluadas, sobre todo, por la disminución de los recursos de coparticipación tributaria, de los que se reciben por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y de sus propias recaudaciones.
La emergencia sanitaria en el país ha afectado a los 339 municipios del país y, en ese sentido, entre los más debilitados están los del sur. A nivel general, la reducción de ingresos ha sido alarmante desde el año pasado, lo que dejó a las arcas ediles casi vacías y con significativas deudas por pagar.
En definitiva, los nuevos alcaldes tendrán que hacer casi literalmente magia para encarar la próxima gestión de cinco años atendiendo las numerosas necesidades de los vecinos.
 

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