Conspiración ciudadana por la bondad

Monica Briançon Messinger 10/04/2021
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Es simplemente el mundo real. Lleno de contradicciones, de personas buenas y de personas malas. Prefiero a las primeras. A las que sin razón alguna, o con una intensa razón, deciden tomar al toro por las astas y hacerse cargo de malas situaciones.
Están, entre ellas, las acciones de unos niños de una guardería infantil que pintaron con sus deditos unos carteles que luego colocaron en los troncos de unos árboles, en la zona norte de Cochabamba. Allí se lee que los han adoptado y piden que no los dañen. Pero no pintaron los letreros porque sí, sino por un hecho que relato a continuación.
La historia es un poco más larga. Comienza con una vecina que le tomó una foto a los anillos de la muerte infringidos a estos árboles. Indignada publicó la foto en las redes sociales, algunos internautas se indignaron.
Sus voces llegaron a oídos de los activistas ecológicos del colectivo No a la tala de árboles, y éstos fueron hasta el lugar para tratar de curar a los árboles de los anillos de la muerte, hablaron con la directora de la guardería, ella contó el drama a maestras y ésta a los niños, quienes los adoptaron. Deduzco que de aquí a 20 años se sentirán orgullosos de sus acciones en pro del medioambiente.
Hay otro ejemplo de un molle centenario llamado El Abuelo y, que este fin de semana, también fue curado de estos malditos anillos de la muerte.
Están, por otro lado, los ciudadanos se conmueven y dejan agua y comida para los perritos callejeros. O la cadena Farmacorp que los acoge en sus establecimientos, en lugar de botarlos a la calle. Entiendo que no deberían existir los “callejeritos”, empero mientras nos sumamos al activista Fechy Kushner para poder esterilizar a los millones que pululan por las calles bolivianas, podemos mitigar el hambre y la sed de los que hallemos al paso.
Existen más ejemplos y allí voy notando una conspiración ciudadana por la bondad. Es una ciudadanía que está madurando y no está esperando a que el alcalde de turno, el gobernador o el presidente en ejercicio, le resuelva la vida.
Son acciones diminutas y suceden en momentos espinosos, donde la mayoría anda esperando cortar el problema de raíz, a que se emita una ley para castigar a los infractores, o a que la autoridad haga algo.
Y si bien no andamos equivocados en pedir que se cumpla con la ley, es posible realizar buenas acciones, sin la ley o le castigo por delante, especialmente en Bolivia donde falta quien haga cumplir la ley, y abundan los voluntarios dispuestos a transgredirlas perpetuamente.
Así que si al final de la lectura de este artículo no has pensado en cómo mejorar el metro cuadrado donde vives, entonces eres parte del problema y no de la solución.
 

* La autora apuesta por la bondad ciudadana.

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