Para “hacer patria”, primero tenemos que saber de qué estamos hablando porque, aunque parece que su significado es claro, la verdad es que “patria” va más allá de un concepto.
Básicamente, y así lo refleja el Diccionario de la Lengua Española, patria es la “tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”. Agrega que es el “lugar, ciudad o país en que se ha nacido”.
Parecen tan razonables y acertadas esas acepciones que hacen innecesarias otras, pero el ser humano, especialista en hallar complejidades hasta en las cosas más simples, ha encontrado la forma de introducir variantes.
Así, el Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio dice que patria es el “lugar, ciudad o país en que se ha nacido, como patriota es la persona que tiene amor a su patria”. Agrega que “llámase compatriotas a quienes tienen una misma patria y patrioteros a quienes alardean excesiva e inoportunamente de patriotismo”. Pero, en una acepción más precisa, apunta que es la “nación propia de una persona, con la suma de cosas materiales e inmateriales pasadas, presentes y futuras que cautivan la amorosa adhesión de los patriotas”.
Si tomamos en cuenta todas esas variantes, “hacer patria” sería ejecutar cualquier acción en beneficio o defensa de la tierra en la que vivimos mientras que, salvando su tipificación como delito, “traición a la patria” vendría a ser todo lo contrario, es decir, ejecutar acciones en su perjuicio.
Como es recomendable en ciencias sociales, el contexto no solo se arma con lo que pasa en el presente, sino también en el pasado. Y así, para una mejor idea, podemos tomar como ejemplo la Guerra del Pacífico, de funestas consecuencias para nuestra patria.
En esa conflagración bélica, “hacer patria” fue defender a Bolivia del invasor chileno. Así obraron los soldados bolivianos que les salieron al frente en Tambillos, ChiuChiu y Canchas Blancas o combatieron en la Batalla del Alto de la Alianza. En cambio, “traición a la patria” fue pactar a escondidas con el enemigo, para evitar que la Quinta División, encabezada por Narciso Campero, salga a cortar el avance chileno cuando las tropas enemigas todavía no habían llegado a territorio peruano.
Como se ve con el último caso referido, se puede obrar por acción u omisión. Si la Quinta División hubiera combatido, en pleno, el curso de la guerra hubiera sido distinto. Campero dilató la marcha adrede, quedándose largo tiempo en sus paradas, y no ofreció combate al enemigo. Lo hicieron patrullas, como la comandada por Rufino Carrasco, pero, sorprendentemente, fue sancionado por la oficialidad a cargo de Campero, pese a que incluso ganó batallas contra los chilenos. Por tanto, Campero pecó por omisión, por no hacer las cosas.
Ya después, cuando se tuvo que votar el tratado de paz con los chilenos, quienes traicionaron a la patria fueron los diputados que votaron a favor, pese a que ese documento dejaba en desventaja a Bolivia. Recientemente salieron versiones en el sentido de que algunos diputados recibieron pagos por sus votos.
Ahora bien, según refirieron los autores comunistas Mark MoisevichRosental y Pavel FedorovichIudin, el concepto de “patria” antes referido es una falsedad armada por la burguesía para defender sus intereses. Escribieron que solo las masas trabajadoras y el proletariado son realmente patriotas, pero no dieron una acepción precisa de “patria”.
Quizás por esa indefinición de conceptos, actualmente se habla de negociar con Chile pero dejando de lado temas tan importantes como el enclaustramiento marítimo y las aguas del Silala.