La educación durante el covid-19

Laguna Almendras Nicol Estefany 18/06/2021
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“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Frase de Nelson Mandela que hoy cobra más sentido que nunca, sin embargo, el covid-19 tiene al proceso de aprendizaje secuestrado, aumentando hoy la brecha en la educación en todo el mundo.

Según el cuarto Informe de Seguimiento de la Educación Unesco, cerca de 258 millones de niños y jóvenes quedaron excluidos del sistema escolar en 2020. Se trata de un análisis sobre los factores que inciden en la exclusión en los sistemas educativos, por ejemplo: género, edad, ubicación, pobreza y discapacidad, entre otros. Lo lamentable es que sigue revelando que la principal traba de acceso a la educación es la pobreza, y la pandemia ha contagiado de tal manera al sistema de enseñanza, que existe un aumento insospechado en la brecha educativa.

Sin clases, sin profesores, sin amigos, sin juegos y sin esa rutina diaria a la que todos los niños estaban acostumbrados. Ahora todos los días parecen iguales, y es que la crisis sanitaria ha alterado significativamente nuestro día a día. Es más, este ha sido un cambio radical para todos los estudiantes de Bolivia y el mundo, no solo estar en casa todo el día, sino intentar aprender desde otro sitio que no sea la escuela.

Con muchas falencias con la brecha digital y capacitaciones a profesores, Bolivia busca las formas de salir adelante sin “perder el año”. Padres de familia, profesores y expertos comprometidos con la educación de los niños, niñas y jóvenes del país buscan nuevas estrategias para llevar una educación de calidad en este tiempo de pandemia por el covid-19. Si bien esta enfermedad llegó para quedarse, los maestros buscan estrategias para llegar a cada uno de los estudiantes del área urbana como rural.

Durante este tiempo se evidenció deserción escolar con porcentajes preocupantes ya que las familias se vieron afectadas principalmente en lo económico. El Gobierno, a través del Ministerio de Educación, busca llegar a cada rincón del país con una educación gratuita y de calidad.

Los usos educativos de tecnologías suponen tener capacidades para que el recurso sea bien utilizado. Nuestros jóvenes, niñas, niños y el profesorado no han sido preparados para sobrellevar espacios de instrucción formal mediados por entornos virtuales; y es más complicado aún cuando quien debe apoyar el estudio en casa es “la familia”, que en muchos casos se encuentra desprovista de herramientas pedagógicas para atender este llamado.

Volver a clases no asegura volver a la normalidad. Lo recomendable es un calendario de reingreso alternado y progresivo por niveles. El reencuentro debe centrarse en la persona y su estado integral, la estabilización emocional y afectiva que asegure la salud física y psíquica de estudiantes y profesores.

Es apresurado especular respecto del retorno a la normalidad. Se debe avanzar paso a paso, pausadamente, sin premura, pues por ahora el covid-19 lo único que ha confirmado son las profundas desigualdades educativas que existen en Bolivia.

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