Más allá de las interpretaciones que se están dando a los sucesos de octubre/noviembre de 2019, unas más estrambóticas que otras, lo cierto y evidente es que las jornadas que el país vivió durante la crisis política de esos meses fue un drama cuyos hechos pueden probarse, si no durante la complicada coyuntura, en el juicio de la historia.
Y lo que nos enteramos recientemente, merced a las revelaciones de la Iglesia católica, es que, más allá de los hechos, hubo negociaciones, conversaciones en las que no hubo testigos externos, pero de las que seguramente existen pruebas.
Frente a la intensa campaña del Movimiento Al Socialismo y el Gobierno para posicionar una teoría distinta a la que en realidad ocurrió en aquellos días, durante las elecciones, la renuncia de Evo Morales y la transición a un nuevo gobierno, ha surgido una voz clara, creíble y autorizada del principal actor que facilitó las negociaciones políticas de aquellos días: la Iglesia católica boliviana.
En un extenso documento de 25 páginas, enviado al papa Francisco en el Vaticano, la Conferencia Episcopal de Bolivia relata paso a paso cómo se produjeron las reuniones en las que la Iglesia participó como facilitadora del diálogo a pedido del gobierno de Morales el 8 de noviembre de 2019 para viabilizar el diálogo y pacificar el país. Quien hizo esa solicitud a nombre de la administración Morales fue el entonces ministro de Comunicación, Manuel Canelas.
El 8 de noviembre, la Iglesia se reunió con el entonces presidente, quien pidió insistentemente que se publique un llamado a la paz, a lo que la Conferencia Episcopal accedió y ese día difundió el comunicado “No más violencia en Bolivia”.
A partir de allí se sucedieron varios encuentros con representantes del MAS y de la oposición, junto con la Unión Europea, la Embajada de España y luego las Naciones Unidas, y todas las decisiones que de allí emanaron fueron tomadas por los actores políticos representados en la Asamblea Legislativa, controlada por el MAS, en apego a la Constitución.
En otras palabras, la Iglesia católica confirma esta vez por escrito que el proceso de sucesión constitucional, que derivó en la posesión de Jeanine Áñez como presidenta del país, fue acordado en esas reuniones con los propios representantes del MAS.
Es más, la Iglesia hizo varias revelaciones importantes hasta ahora desconocidas. Se supo, por ejemplo, que en principio las representantes del MAS en la reunión propusieron que el nuevo presidente sea elegido entre los asambleístas del MAS, pero se vio que esa propuesta no se ajustaba al marco constitucional.
Se planteó entonces que asumiera la Presidencia la senadora Adriana Salvatierra o la diputada Susana Rivero, pero ellas rechazaron esa posibilidad alegando que sus vidas corrían peligro.
También se supo por voz de las representantes del MAS en las reuniones, que todas las decisiones eran consultadas con el ya expresidente Evo Morales —quien se encontraba en México— y con el resto de la bancada de ese partido.
La Iglesia católica boliviana goza de un elevado prestigio en el país, es una institución respetada y con la que una gran mayoría de la población se siente identificada por inspirar, sobre todo, credibilidad. No se trata de una virtud conquistada de la noche a la mañana, sino trabajada en muchos años. De ella viene ese documento de 25 páginas que intenta contribuir, en un ejercicio de sinceramiento basado en los hechos y no en los juicios de valor, a la pacificación del país.