Los buenos ejemplos hay que copiarlos. Y cuando se trata de emergencias como la que estamos sufriendo con la pandemia de covid-19, hay que hacerlo rápidamente, sin perder el tiempo.
En las últimas semanas se ha venido haciendo notar a través de los medios de comunicación que el ritmo de personas vacunadas, en varias partes del país, es lento. Mucha gente no está acudiendo a los denominados ‘vacunatorios’ y la necesidad de que esta situación se revierta es cosa de vida o muerte para frenar el avance del coronavirus, como lo están logrando —por ejemplo— en Europa.
Así como más lento de lo deseable se acercan los mayores de 30 años a los lugares habilitados para las inoculaciones, de la misma manera se ha visto que están reaccionando, sobre todo, las autoridades del Estado en sus diferentes niveles.
En ese sentido, otros sectores de la sociedad civil que también tienen la fuerza para incidir en un cambio de actitud, como los privados en Chuquisaca y otros departamentos, han empezado a tomar medidas por su cuenta.
El sur del país debe apresurarse, no hay más tiempo que perder. Luego de que varios países del mundo avanzaran en políticas tendientes a concientizar a la ciudadanía respecto a este tema, que no solo atinge a la salud personal sino a la de la comunidad toda, una ciudad boliviana, La Paz, decidió encarar una serie de medidas radicales, tal cual aconseja este delicado momento, como la de una jornada de vacunación masiva.
Una resultó precursora en el país y es la de su alcaldía que, por determinación del Comité de Operaciones de Emergencia Municipal (COEM), premiará con incentivos a los locales y restaurantes que pidan el certificado de vacuna contra el coronavirus a sus clientes.
De inmediato comenzaron las adhesiones, y no solo en esa ciudad sino también en otras como Santa Cruz y Tarija, donde potenciales clientes ya se benefician económicamente con determinados productos. Ayer se les sumó la Cainco de Chuquisaca, que ha anuncido una campaña de incentivos para coadyuvar a la masificación del proceso de vacunación. Es cuestión de iniciativa, de innovación y de creatividad.
Estados Unidos fue uno de los primeros en tomar la decisión de que sus ciudadanos deban mostrar su certificado para realizar transacciones bancarias. Esta disposición, claramente, es coercitiva y dista de aquellas otras, que buscan estimular positivamente a las personas a recibir sus dosis de vacuna.
La obligatoriedad de presentar esa certificación está en estudio en Bolivia. Entretanto, aun en desescalada de casos, se continúan aplicando las medidas de bioseguridad, que nadie debería descuidar.
Volviendo a la realidad del sur, en Potosí no se han escuchado ideas similares a las de la sede del Gobierno. Eso sí, el COEM ha comenzado a flexibilizar las restricciones ampliando el horario de circulación y aplicando los encapsulamientos ya no los cuatro domingos de julio, sino solo dos.
En Sucre, tímidamente desde hace un par de días se empezaron a barajar algunas propuestas, mientras a diario los responsables de los puntos de vacunación lamentan la escasa presencia de interesados en inmunizarse. Hoy se reúne el COEM, pero, en principio, no estaría prevista la aprobación de ninguna medida de este tipo.
Los descensos de los contagios no deberían implicar una excesiva flexibilización de las restricciones, considerando que se anuncia una probable cuarta ola y con una variante del coronavirus muy agresiva. Y en paralelo a las nuevas medidas que se vayan adoptando, no hay que descuidar la prevención desde el punto de vista de los incentivos, para que más gente acuda a vacunarse, más aún ahora que se ha ampliado el rango de edades a partir de los 18 años.