Varias veces escribí sobre las oportunidades de la introducción de energía renovable y específicamente solar para Sucre, como ahorro en el costo de energía de las familias, cuidado del medioambiente, generador de empleos y motor de un nuevo sector económico para comercializar, instalar y mantener los equipos. Hasta ahora he encontrado mínimo eco: sigue siendo un tema desconocido y negado, aunque la tecnología y precios se han adecuado mucho al alcance del común de la gente.
Pensé en ello a partir de una noticia sobre el lanzamiento venidero de un fondo de inicialmente 1.000 millones de dólares para el fomento a proyectos de este tipo. Mientras que en Europa, Estados Unidos y otros países desarrollados sus pobladores se están volcando hacia la instalación en sus casas de paneles solares u otras formas de energía limpia y gratis, en los países en desarrollo su adopción es mínima; consta en Sucre y en Bolivia. La preocupación sobre esta situación indeseada, y hasta se la puede considerar paradójica, ha estado detrás de la iniciativa de las fundaciones IKEA, una empresa de muebles de Suecia, y Rockefeller de los Estados Unidos. La seriedad de las dos organizaciones se atestigua considerando que es la mayor donación en su historia.
Esperan que otras organizaciones y empresas internacionales se sumen a su fondo para fomentar la generación y uso de energía renovable, ya que es una inversión rentable que además impactará en la reducción de emisiones de gases de invernadero y por ende en la amortiguación del cambio climático. Con las adicionales contribuciones, se prevé que el fondo crezca a 10 mil millones (1 con 10 ceros) de dólares dentro de un año. El involucramiento de otras empresas e inversionistas es viable, porque el fomento a nuevas fuentes de energía crea nuevas oportunidades comerciales para ellos, para vender sus productos y para generar utilidades.
El fondo es específicamente para promover proyectos pequeños implementados por los mismos usuarios, conocido con el término de generación distribuida de energía renovable, no para las centrales energéticas construidas por empresas grandes. Se orienta a los países en desarrollo, donde la energía verde en general no es nada prioritaria. Aún no se conoce de su modo de operación, pero ya hay que estar atentos a las noticias en la prensa internacional y en los sitios web de las dos fundaciones.
La generación distribuida de energía renovable está también en los planes del Ministerio de Hidrocarburos y Energías de Bolivia, aunque en los últimos meses no se escuchan novedades para su implementación. Sería lindo si se pudieran converger ambas oportunidades para que organizaciones, instituciones y empresa privada entren en acción y promocionen las tecnologías y sus beneficios para la población, para crear oferta de equipos y capacidad técnica para la difusión, instalación y mantenimiento de sistemas de energía solar o alternativas. Será un beneficio para todos y, no menos importante, parte del posicionamiento de Sucre como Ciudad Limpia.