12 de julio: Un error, dos descuidos

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 14/07/2021
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Ayer, 12 de julio, Sucre conmemoró el 182 aniversario de la ley que puso fin a la controversia sobre la capital de Bolivia.

Esa ley fue promulgada el 12 de julio de 1839 por el entonces presidente José Miguel de Velasco señalando textualmente que “la ciudad de Chuquisaca es la Capital de la República, y conforme á la lei de 11 de Agosto de 1826 se llamará en adelante la Ciudad Sucre”. Su importancia radica en que, hasta ese momento, había una controversia respecto a si, al señalar que Sucre era la capital de Bolivia, se estaba refiriendo explícitamente a la ciudad que hasta 1825 se llamaba Chuquisaca.

En un artículo publicado el domingo en nuestro suplemento dominical ECOS demostramos, con el auxilio de disposiciones dictadas por Bolívar y Sucre, que la duda no nació con la república, sino que fue sembrada por sectores interesados en que la capital sea fijada en otra parte.

Sin embargo, el tema no tuvo la reacción esperada en Sucre, que es la ciudad más interesada en el tema. Por el contrario, ayer se repitieron los actos que anualmente se organizan por el nacimiento de una Juana Azurduy de Padilla que no es tal.

Juana Azurduy Llanos es el nombre de la máxima heroína de Bolivia. Casada con Manuel Asencio Padilla, combatió en la Guerra de la Independencia en la que perdió a todos sus hijos varones, además de a su esposo, caído en combate.

Junto a su esposo, la Juana (sin faltarle el respeto, el mismo que despierta su valentía) encabezó la guerrilla de La Laguna, que fue determinante para mantener a los realistas a raya en dos lugares tan claves como Chuquisaca, la sede de la Audiencia de Charcas, y Potosí, donde estaba el mayor yacimiento de plata de los dominios españoles.

En 1945 fue encontrada una partida de bautismo de una persona llamada Juana Azurduy y cuyos padres eran Mathías Azurduy y Eulalia Bermúdez. La partida decía que había nacido el 12 de julio de 1780.

Sin embargo, los nombres de los padres no coinciden con otro documento, la partida de matrimonio con Manuel Asencio Padilla, en la que se lee que los padres de Juana Azurduy eran Isidro Azurduy y Juliana Llanos. Era obvio que la persona bautizada el 12 de julio de 1780 no era la misma que se casó con Padilla.

Después se encontró otra partida bautismal, con fecha 26 de marzo de 1780. Este documento señala que en esa fecha se bautizó a Juana Azurduy, de dos meses, y los nombres de sus padres son Isidro Azurduy y Juliana Llanos; es decir, los mismos que figuran en la partida de matrimonio.

Entonces, es obvio que Juana Azurduy Bermúdez, la persona que nació el 12 de julio de 1780, era una homónima de Juana Azurduy Llanos, la guerrillera.

Hacer notar algo tan básico, y coherente, no es atentar contra la imagen de la heroína, porque nadie ha puesto en duda su lucha ni mucho menos su invaluable aporte a la libertad no solo de Bolivia sino también de Argentina. Lo único que se hace es corregir un error entendible que cometieron los investigadores en la década del 40, porque se encontraron con una homónima.

A estas alturas, ya deberíamos haber aceptado algo tan elemental y corregir la fecha de nacimiento de la verdadera Juana Azurduy de Padilla, entre otras cosas, por respeto a su figura y a su buen nombre. No caben ya las disputas estériles ni las acusaciones sin fundamento, por el simple hecho de intentar corregir un dato que, como se ha visto, está errado.

Entretanto, no solo mantenemos un error histórico sino que descuidamos un tema igualmente importante y vinculado al 12 de julio: la capitalidad.

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