¿Qué hay de la Primavera Árabe?

Dick Commandeur 27/08/2021
PUBLICITE AQUÍ

A fines de 2010 empezó la llamada Primavera Árabe. El detonador fue la autoinmolación de un vendedor ambulante por el trato denigrante de una policía. Ello movió a grandes masas, en su mayoría jóvenes, protestando por años de represión, elecciones fraudulentas, corrupción, limitaciones a la libertad política y desempleo. Las redes sociales fueron el medio más importante para la organización de protestas y para mostrarlas al mundo exterior. Las protestas lograron renuncias de gobierno en Túnez, Egipto, Yemen y Libia, seguidas por nuevas elecciones.

En los años siguientes, los países mostraron mucha inestabilidad política y económica y en varios hubo guerras civiles, algunas aún no terminadas. La oposición democrática moderada perdió poco a poco espacio a facciones más extremistas.

Los gobiernos incrementaron la represión en contra de extremistas y a la par a la oposición moderada. Habitantes empezaron a huir de sus países intentando entrar a la cercana Europa. Se menciona que la primavera se convirtió en invierno árabe.

¿Por qué falló la democratización? Según analistas, hubo falta de organización y dispersión de partidos democráticos ante los partidos extremistas y las instituciones estatales de los viejos regímenes mejor organizados.

En las elecciones los votantes eligieron la solución menos temida en relación con opciones extremistas, y volvieron a preferir representantes del anterior gobierno. Los partidos nuevos no lograron convencer con una nueva política democrática y sus propuestas carecían de alternativas claras y de contenido social.

Del lado de la población, mencionan que el fuerte nacionalismo –ya que siempre se ha manejado el ‘enemigo externo’ por encima de diferencias sociales internas– limitaba el espacio de actuar para una democracia liberal.

La gente prefería un hombre fuerte, la autocracia, en vez de emancipación política y el fuerte énfasis en lo tradicional inhibía modernización. También la conveniencia, cuando las personas tomaban algunas partes de la democracia, pero no ejercían todos sus derechos individuales. La democracia necesita de una sociedad democrática.

Finalmente, las revoluciones no cambiaron las instituciones, que sobrevivieron con su incompetencia para solucionar los problemas socioeconómicos de la gente. Cambiar unas cabezas no fue suficiente para modernizar el estado de un país.

¿Cómo ven el futuro? Hay opiniones pesimistas, que hablan de la ‘paradoja autocrática’ cuando un cambio democrático inicialmente causa inestabilidad e inseguridad y la gente prefiere retroceder.

Hay otras que enfatizan que la primavera fue un momento de concientización política, que mostró la posibilidad de abandonar el yugo de la sumisión y que sus resultados se verán a largo plazo, cuando los jóvenes y personas reformadoras sean parte del Estado y de una sociedad civil propositiva.

Los movimientos democráticos también deben aprender a lidiar con la diversidad en la oposición, que es inherente a la democracia. Nadie ve probable una nueva revolución por la frustración existente. Esperan que los gobernantes, que siguen siendo incapaces de mejorar el país, se convenzan de que el progreso necesita de una sociedad más democrática y abierta, donde aportan todos.

Compartir:
Más artículos del autor


Lo más leido

1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
Suplementos


    ECOS


    Péndulo Político


    Mi Doctor