Anakin, Roberto y Matusalén: Matar con saña

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 08/09/2021
PUBLICITE AQUÍ

En menos de una semana, dos crímenes conmovieron a Bolivia por sus macabras características: el descuartizamiento de las víctimas. Desde el punto de vista de la criminalística, existen razones para suponer que uno pudo haber inspirado al otro.

Aunque hay denominadores comunes en los descuartizamientos y en la edad de los involucrados, estos asesinatos no están vinculados. El caso del primero, el del joven Anakin Tancara, ha sido esclarecido debido a que el varón de la pareja detenida confesó ser el autor del crimen. En el segundo, los asesinos fueron dos, entre ellos un exnovio de la víctima y expresidiario por matar a una niña en 2014. Los tres están aprehendidos.

No es la primera vez que se reportan descuartizamientos en el país; sin embargo, los anteriores fueron hechos aislados, que no dieron pie a otros en mucho tiempo. El escaso lapso entre los dos últimos permite suponer que, pese a no estar relacionados, sí responden a un mismo factor externo: la violencia extrema.

¿Qué pasa por la mente de un individuo cuando mata con saña? Correo del Sur Radio FM 90.1 entrevistó al único psiquiatra de Régimen Penitenciario que tiene el país, Yuri Aguilera, quien trabaja en la cárcel Palmasola. Hay personas que nacen con cierta predisposición a desarrollar una psicopatía que, bajo el influjo de ciertas circunstancias sociales: crianza, medioambiente, violencia durante la infancia, un seno familiar disruptivo, puede desencadenar un delito de esta naturaleza, explicó él.

Habló de “inclinaciones psicopáticas inmodificables en ciertos casos” que, cuando se trata de asesinatos de las características antes descritas, en su criterio —por más que el derecho no fuera su especialidad—, deberían ser castigados con más de los 30 años previstos en la legislación nacional como pena máxima.

En lo que respecta a su área de trabajo, informó que de una población de 100 nacidos vivos, alrededor de 5 podrían nacer con una predisposición a desarrollar una psicopatía, aunque no todos (esos cinco) van a llegar a cometer un crimen atroz como el de los ocurridos en los últimos días.

Asesinar es “matar a alguien con alevosía, ensañamiento o por una recompensa”. En el caso de Anakin, hubo dosis del segundo elemento porque los presuntos responsables de su muerte se ensañaron con él al extremo de descuartizarlo. Parafraseando al padre de la víctima, no fue suficiente con quitarle la vida sino que, además, se le provocó un gran sufrimiento al cortarle los miembros cuando aún estaba con vida.

Si el objetivo del asesino es quitar la vida a una persona, ¿cómo se explica que se cometan atrocidades con su cuerpo? ¿Cuáles fueron los motivos que llevaron a la exenamorada de Anakin y también acusada por su muerte a guardar el tórax del joven en su casa?

Las versiones de los vecinos de la muchacha señalan que ella practicaba rituales. Y es posible que su ensañamiento haya sido motivado por procedimientos —reales o ficticios— que son atribuidos a personas o grupos de personas que hacen de la violencia una forma de vida. Como explican los psicólogos, el incremento en los niveles de violencia que se percibe en la mayoría de los países es, con frecuencia, incentivado por imágenes a las que cualquier persona puede acceder en la televisión, internet y las redes sociales.

Después de un debate de décadas, los criminólogos coincidieron, por fin, en que el crimen es contagioso. Cuando se comete uno con características peculiares puede convertirse en un mal ejemplo a seguir y ser replicado. En el segundo crimen de los dos aludidos en esta nota editorial, llama la atención, además del descuartizamiento del cuerpo de Mayerly, la muchacha de 18 años, que uno de los involucrados hubiera cometido un asesinato cuando tenía 15 años y, después de cumplir una pena de seis, haya salido en diciembre de 2020. Estuvo solo unos meses “limpio” de delinquir y volvió a matar.

En Bolivia la violencia se ha convertido en algo cotidiano: los feminicidios están a la orden del día y, no solo eso, se mata gente por motivos políticos en las convulsiones sociales. En lugares como Macha, por otro lado, se emplea la violencia para anular a la oposición. Y en semejante caldo de cultivo, no es de extrañar que los índices de criminalidad suban, que los feminicidios continúen aumentando y que los asesinatos sean cada vez más abyectos. Alguien —el Estado, sus instituciones— tiene que frenar esta locura.

Compartir:
Más artículos del autor


Lo más leido

1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
Suplementos


    ECOS


    Péndulo Político


    Mi Doctor