Desde hace algún tiempo, diferentes corrientes de pensamiento vienen haciendo notar que Bolivia tiene una visión andinocéntrica; es decir, que gira en torno a sus culturas andinas, pese a que la mayoría del territorio boliviano se encuentra, más bien, en tierras bajas. Ese andinocentrismo ha determinado que se crea que los indígenas solo están o provienen de la parte occidental del país.
Desde hace 28 días, un grupo de más de 200 indígenas del oriente boliviano está marchando desde Trinidad para llegar a Santa Cruz a hacer escuchar su voz: ellos piden respeto a los pueblos indígenas, que se detengan los avasallamientos de tierras en estas regiones del país, que no invadan los territorios indígenas, que se cumplan las leyes.
Se trata de indígenas originarios del Oriente, Amazonia y Chaco bolivianos. Partieron el 25 de agosto de la capital beniana y ya han recorrido buena parte de su trayecto original. Mientras caminan, en la ruta trabajan los detalles del pliego petitorio en las comisiones que ellos mismos formaron entre sus integrantes. Esa es la respuesta a sectores vinculados al Gobierno, que intentaron descalificar la movilización con el argumento de que aún no habían presentado sus demandas.
El grupo está bien organizado e incluso tiene un vocero: es el cacique Abdón Justiniano, quien explicó que actualmente hay dos comisiones trabajando los temas de tierras y territorio, por un lado, y medioambiente por otro.
La marcha tiene sus temas, pero sus representantes no han querido darlos a conocer en su integridad porque temen que les vayan a revisar y calificar de manera apresurada su viabilidad o inviabilidad en medio de la caminata. Por eso decidieron convocar a toda la estructura del Estado en Santa Cruz de la Sierra para allí entregar formalmente el pliego petitorio. Anuncian que, si no son atendidos, están dispuestos a marchar a La Paz.
Como explicaron sus líderes, protestan porque grupos humanos que llegan de otras regiones se instalan en áreas protegidas con complicidad de algunos niveles del Estado, casi todos gracias a la afinidad política de esas comunidades con el partido en función de gobierno.
A medida que avanza, la marcha recibe el afecto y el apoyo de las comunidades por donde ella pasa, y en el camino se le han sumado representantes de los pueblos mojeño, movima, tacana, guaraní, guarayo, weenhayek, chiquitano itonama y sirionó.
Para las próximas horas está previsto que la segunda columna de la marcha indígena, que partió de San José de Chiquitos, se encuentre con los marchistas que partieron de Trinidad. Eso tendría que ocurrir en algún punto de la carretera bioceánica, cerca de la comunidad Paraíso, y desde allí recorrerán juntos el tramo que queda hasta llegar a la capital cruceña.
La marcha avanza silenciosamente con una cobertura aún escasa de los medios de comunicación, pero a medida que se acerquen a la ciudad concitarán mayor atención, no solo por el sacrificado recorrido que vienen haciendo desde hace tres semanas, particularmente por las condiciones climáticas de temperaturas muy elevadas, sino también porque los puntos centrales de las demandas de los grupos indígenas tienen directa relación con el interés de la región, amenazada por permanentes ocupaciones ilegales de tierras que en muchos casos se están destinando a cocaleros del occidente que muy pronto llevarán cultivos de coca a esas zonas, si es que no lo han hecho ya.
Son los indígenas que el andinocentrismo ignora y que le recuerda al país que los originarios no solo están en el occidente del país.