Como sucedió en Cuba, Venezuela y Nicaragua, el MAS está avanzando aceleradamente en la estructuración de un ordenamiento jurídico violatorio de la democracia y los derechos humanos, en la perspectiva de convertir su accionar abusivo y autoritario en “legal”.
Esta tarea comenzó hace varios años. En 2010, el MAS puso en vigencia la Ley de “Lucha Contra la Corrupción, Enriquecimiento Ilícito e Investigación de Fortunas” (a la que abusivamente bautizó con el nombre Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuyos restos siguen sin aparecer) y la de Modificaciones al Sistema Normativo Penal. Mediante ambas creó/modificó tipos penales y endureció el accionar del Ministerio Público, para convertirlo en lo que es hoy: un fiscalato al servicio del Ejecutivo.
El 25 de abril de 2018, puso en vigencia la Ley de Fortalecimiento de la Lucha Contra el Contrabando, que autoriza a las Fuerzas Armadas y a la Policía el uso de armas de fuego y otras acciones, declarándolas exentas de responsabilidad (figura que ahora utiliza para enjuiciar a la expresidenta Áñez).
El pasado 27 de agosto ha promulgado la Ley de Fortalecimiento para la Lucha Contra la Corrupción, que modifica varios artículos del Código Penal, agravando las penas cuando se trata de personas de la sociedad civil y disminuyéndolas cuando se trata de servidores públicos, y creando nuevos tipos penales. Incluye además la figura de la responsabilidad penal de personas colectivas que incurran en delitos de corrupción. Incluye también en su contenido a los delitos de lesa humanidad (¿?).
Ahora, la Asamblea Legislativa Plurinacional está considerando el proyecto de ley Contra la Legitimación de Ganancias, Financiamiento del Terrorismo y Financiamiento de la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva o No Convencionales que, en lo esencial, va en la misma línea señalada y que contiene aspectos inaceptables como los siguientes:
1. Convierte a la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) en una entidad con poderes omnímodos, que puede intervenir discrecionalmente en diversidad de asuntos privados, realizar tareas de inteligencia, pedir –sin orden judicial o requerimiento fiscal– información sobre valores, seguros, pensiones; acciones comerciales, tributarias, económicas; registros notariales, civiles, derechos reales, profesionales y otros.
2. Frente a las solicitudes que haga la UIF, se elimina el secreto profesional o la confidencialidad de los que el proyecto denomina “sujetos informantes obligados”, que pueden ser personas naturales o jurídicas de los sectores público o privado, del sistema financiero nacional, mercado de valores, pensiones y seguros, notarios, abogados, contadores, juegos de azar o casinos, actividades comerciales, registro de comercio, control físico transfronterizo de divisas y otros, que la misma UIF pueda incluir en el ámbito de su regulación, lo mismo que personas que desarrollan actividades sin fines de lucro, incluyendo religiosas.
3. Faculta al Ministerio Público, Ministerio de Justicia, Procuraduría General del Estado y la Autoridad de Juego, la posibilidad de solicitar a la UIF el inicio de actividades de inteligencia.
4. Modifica el Código Penal, como en el caso del delito de terrorismo, que sigue al margen de estándares internacionales de Derechos Humanos, así como incluye nuevos tipos penales y agravamiento de penas.
Todas estas medidas y otras como la incorporación de “técnicas especiales de investigación” (agente encubierto, entrega vigilada, compensación económica al riesgo del informante y colaborador eficaz), congelamiento de fondos, confiscación de bienes, extradición y otros, son medidas que tienen un claro objetivo: la estructuración de un Estado totalitario.
Ningún demócrata puede apoyar actividades como el terrorismo o su financiamiento, la legitimación de ganancias ilícitas o el financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva o no convencionales. Pero tampoco puede admitir que se ponga en vigencia una ley que, en manos del gobierno del MAS, será un instrumento de persecución, represión, amedrentamiento y estructuración del totalitarismo.
