En la presentación de su Plan Anual Operativo 2022, la Gobernación de Chuquisaca plantea disminuir los proyectos a ejecutarse, fusionar secretarias, recortar personal y salarios, disminuir la utilización de papel impreso y otros materiales. Todo esto forma parte de otras medidas de austeridad que muestran la evidente falta de recursos económicos para encarar el desarrollo departamental, principalmente debido a la caída de ingresos por la comercialización de hidrocarburos a nivel nacional.
Se evidencia asimismo la falta “crónica” de políticas departamentales efectivas a lo largo de muchas gestiones que no posibilitaron el desarrollo de nuevos sectores y actividades económicas, para disponer de nuevos y diversificados ingresos para el desarrollo departamental y sus instituciones.
Entre las escasas actividades productivas que generan ingresos departamentales, se sitúa la industria cementera de Sucre, Fancesa. Sin ser las más importantes, la trasferencia de sus utilidades, constituyen ingresos significativos para el Gobierno Departamental de Chuquisaca y la Alcaldía de Sucre, así como la Universidad San Francisco Xavier.
Cuando la Gobernación de Chuquisaca se vuelve a hacer cargo de las acciones de esta factoría (existiendo procesos judiciales en curso por ello), la propiedad de las acciones está en manos de las entidades públicas mencionadas. Esto implica la existencia de una clara “politización” y pugna de poderes al interior de Fancesa, es decir, cuoteo político para la designación de directivos, ejecutivos y trabajadores “apadrinados”, muchas veces innecesarios o sin los perfiles requeridos.
El transporte pesado sindicalizado, percibiendo ingresos anuales mayores que las utilidades de las copropietarias, ejerce una suerte de monopolio del transporte de cemento que afecta la competitividad, frente a la agresiva penetración de otras cementeras en el mercado nacional, principalmente en Santa Cruz donde aún reside la fortaleza comercial de Fancesa.
Para mejorar su capacidad competitiva y productiva, Fancesa implementó una nueva línea de producción con una inversión cercana a los 215 millones de dólares, financiada a través de la emisión de bonos y en menor proporción con crédito de la banca privada, recursos que es perentorio recuperar para su devolución.
En los últimos años, Fancesa fue perdiendo paulatinamente participación en el principal mercado destino de su producto, el valor de sus ventas se redujo y, por consiguiente, los ingresos generados al departamento. Según el INE, mientras que el valor de las ventas de cemento en Bolivia en periodos similares de 2019 (prepandemia) y 2021 (“reactivación”) disminuyó cerca al 12%, las ventas de Chuquisaca lo hicieron en 30%. La exportación de 1.000 toneladas de clínker con destino a Bio Bio, en Chile, genera expectativa para que Fancesa pueda orientarse a nuevos mercados, siempre y cuando estas operaciones puedan continuar. Según sus reportes, la empresa aún goza de buena salud financiera, pero no se podría decir lo mismo de alguna de sus subsidiarias, que además enfrenta procesos judiciales.
La Empresa Pública Productiva Cementos de Bolivia (Ecebol), asentada en Oruro, reinició sus operaciones con una subvención económica de Bs.58 millones; mientras tanto, se anuncia que otra en Potosí entraría en producción, buscando hacerse de cuotas de mercado.
Las actuales líneas productoras de Fancesa requieren cerca 424.000 metros cúbicos de gas natural/día, pero el gasoducto que la abastece sólo tiene una capacidad de 275.200 MCD; no se conoce aún la posibilidad de ampliación, con la probable falta de combustible que impida aprovechar su capacidad total instalada. Se anunció un convenio entre Ecebol y Y.P.F.B. para instalar un gasoducto a la cementera de Potosí, ¿contemplará ampliarse el abastecimiento a Sucre?
En época de vacas flacas, se deberá preservar, mantener y en lo posible incrementar los pocos ingresos. En el caso de Fancesa, son varias razones por las que habría que preocuparse...
