En agosto de 2020, el año escolar fue abruptamente clausurado por el entonces ministro Víctor Hugo Cárdenas; él aducía la imposibilidad de volver a la presencialidad e indirectamente estaba reconociendo el fracaso de la virtualidad.
Muchas críticas se le vinieron encima sobre todo por los entonces opositores y hoy oficialistas sobre su gestión. Tiempo después y ya con un nuevo gobierno instalado se pensó que la educación iba a estar otra vez en el centro de los intereses del Estado; sin embargo cuando el Ministro Quelca fue designado lo primero que hicimos fue revisar sus redes sociales y descubrimos que era un “carajeador” por excelencia y que su background como académico, docente, pedagogo, o experto en educación era inexistente.
“Era será solamente otro simpatizante” que recibió su premio por tan magnífica propaganda. Hace poco este ministro ha renunciado al Ministerio de Educación por haber filtrado, por WhatsApp, las respuestas a un grupo de docentes para que aprueben su examen de ascenso.
Hoy el ex Ministro de Educación deja otra vez en entredicho en qué anda la educación en Bolivia. Estamos muy acostumbrados a salir a “defender” nuestros derechos, bandera en la espalda, y cada quien vociferar su punto de vista sobre si tal o cual ley debería o no debería existir; pero en el fondo, a nadie, absolutamente a nadie, sea de izquierda derecha, sea rojo, verde, azul y llámelo como quiera, a nadie le preocupa la calidad de la educación en Bolivia.
Que el Ministro de Educación haya renunciado por haberle pasado las respuestas a un grupo de docentes no solo debería significar indignación nacional, sino un recambio urgente en la educación pero es solo una noticia de penúltima página, al lado de nuestras pérdidas como selección de fútbol.
Cuando nos comparamos con Japón, o Suecia, no necesariamente tiene que ver con sus ingresos o su capacidad productiva sino también con su nivel educativo.
Entonces la pregunta de fondo es: ¿cómo está la educación en Bolivia, cómo la estamos midiendo, qué clase de bachilleres estamos sacando, qué clase de estudiantes universitarios vamos a tener? Porque cosechas lo que siembras. Si estos son frutos de la revolución socioeconómica, productiva, bla bla bla, en 20 años tendremos más de lo mismo.
Así que si quieres cambiar algo no lo hagas con bloqueos, con marchas, y perdón a todos los cívicos que sienten que es así. La verdadera revolución está en las aulas, en la calidad educativa, de ciudadanos que empiecen a considerar críticamente su país y proponer soluciones alcanzables y medibles en el corto plazo; porque si no vamos a seguir haciendo lo mismo de lo que tanto nos quejamos: bla bla bla.
* Es periodista.