Actualmente en el mundo hay más musulmanes que católicos. Los adherentes de Mahoma son 1.500 millones mientras que los fieles de la Iglesia de Roma llegan a 1.340 millones. El sobrepaso ha sido silencioso y de modo inevitable, dada la dinámica demográfica que favorece a los países de cultura islámica.
Afirman este histórico cambio algunos datos estadísticos que han sido publicados en estos días. El Anuario Pontificio observa que la población mundial de fe católica se mantiene estable. Desde el año 2000 al 2021 los católicos han aumentado de 1.045.000.000 a 1.340.000.000, 6,7%, un crecimiento por debajo del incremento de la población, que fue del 6,9%. Se tuvo por lo tanto una ligera regresión en términos de pocentaje sobre la población total del planeta.
Al mismo tiempo, el World Christian Database, instituto estadounidense especializado en “trend” religioso, ha calculado que en 2021 los musulmanes llegaron a superar las 1.500.000.000 unidades. Aunque estos datos puedan ser divididos entre sunníes y chiíes, el sobrepaso a los católicos es evidente. La comunidad sunnía es mayoritaria en el mundo islámico, contra una minoría de los chiíes.
En el último censo que se realizó en 2005, los musulmanes representaban el 20,45% de la población mundial calculada en unos 7.800.000.000 habitantes, mientras que en 1983 llegaban solamente al 13,6%. El aumento se debe sobre todo a un índice de nacimientos muy elevado entre la población de religión islámica y no ha un expansionismo o proselitismo religioso en naciones tradicionalmente de religión no musulmana. Los católicos en 1983 llegaban al 18% de la población mundial, mientras que ahora están en 17,2%.
La perspectiva cambia completamente y de modo radical si se considera la entera población cristiana del mundo, es decir católicos, ortodoxos, protestantes “tradicionales” y, sobre todo, los nuevos movimientos religiosos de derivación evangélica.
El número total de cristianos en el mundo es de 2.500.000.000, es decir una tercera parte del planeta, una realidad en expansión porque los cristianos han aumentado en tres puntos porcentuales respecto a 25 años atrás. Las iglesias cristianas históricas como la católica, la luterana, la ortodoxa y la anglicana están, pero en una situación de detención, mientras que se multiplican y crecen los nuevos movimientos evangélicos.
Principalmente en Brasil, se evidencia la agresividad de estos grupos en América Latina; todavía el expansionismo de estas “sectas” es un fenómeno mundial. Leyendo las estadísticas elaboradas país por país por Wolrd Christian Database, se descubre que son las nuevas “iglesias independientes cristianas” en conquistar, muy a menudo, el porcentaje más alto de incremento de nuevos adeptos.
Esto vale también para la República China. En el gigante asiático el instituto de investigaciones americano ha calculado una presencia de 109 millones de habitantes de religión cristiana, de los cuales 81 millones son clandestinos: se trata siempre de una minoría importante, practicamente el 8,4% de toda la población china.
Los cristianos chinos son una mayoría respecto a la minoría musulmana, constituida por casi 20 millones de fieles, más o menos la misma población que practica la religión budista.
En el Vaticano, estos datos son aceptados con escepticismo. El portavoz del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso ha declarado que no son siempre exactos. En la Iglesia católica –explica– tenemos cifras ciertas, sin ningún error. Las parroquias católicas diseminadas en todo el mundo registran a sus bautizados; de nuestros fieles tenemos nombre y apellido, en algunos países el acta de bautizo vale como registro civil, mientras que en las otras religiones no es así.
¿Cómo se puede decir que uno es musulmán? –continúa el Portavoz–, ellos no están registrados. Para convertirse a la religión musulmana lo único que hay que hacer es recitar un versículo del Corán delante de dos testigos, o recitar la shahada, que es la profesión de fe. El prelado afirma que la Iglesia católica está siempre viva en el mundo llevando su obra misionaria con seriedad y dedición.