Nuevamente los ciudadanos nos vemos sorprendidos cuando comprobamos que la realidad supera a la ficción. En 1990 la película “Ghost” cuenta la historia de amor (como siempre), que es truncada por una estafa financiera por parte del mejor amigo de los protagonistas y que causa la muerte del héroe.
En el caso de los ítems en el municipio de Santa Cruz de la Sierra, podríamos denominarlo “Ghost, los fantasmas del desamor”; al igual que la película, si no fuera por la pareja del principal involucrado, nadie hubiera sabido de la magnitud de la estafa. En la actualidad recién estamos empezando a descubrir la verdadera dimensión de esa estafa.
Se dice que los ítems fantasmas superan los 1.200, los montos indican que van desde Bs 2.174 hasta Bs 8.000. Querie ndo hacer un análisis conservador, podemos indicar que solo tomando la estafa con 1.000 ítems, con un sueldo mensual promedio de Bs 3.000, tenemos un daño mensual de 3 millones de bolivianos y Bs 36 millones anuales. Estos 36 millones anuales superan a los presupuestos de varios municipios “pequeños” del país.
Resulta difícil creer que este “negociado” haya sido realizado por personeros de mediana jerarquía. No olvidemos que, para poder ser servidor público, mínimamente se requiere firmar contrato (con autoridades) en base a funciones establecidas del puesto y a requisitos básicos; ojalá que no se dé como en la película, que el ejecutor no solo sea un peón y que detrás de él no exista una estructura organizada.
Las demandas de los municipios de exigir más recursos mediante la reestructuración del Pacto Fiscal sufre un tremendo revés, ya que con este acto queda demostrado que la falta de gestión no se da por falta de recursos, sino por el mal control de los recursos y de las actividades administrativas y operativas de las entidades territoriales (gobernaciones y municipios).
La aplicación de las autonomías departamentales, municipales, universitarias y regionales son una reivindicación de la ciudadanía; sin embargo, se debe mejorar los sistemas de control y sanciones. El querer plantear federalismo, cuando las autonomías no se han perfeccionado, pareciera una propuesta desesperada para que las élites de las regiones puedan acceder al manejo de las entidades y hacer lo que les venga en gana.
La vox populi indica que si no había pelea de pareja, todo seguiría igual y nadie se daba cuenta de semejante corrupción. La pregunta surge: ¿será la única acción que fue manchada por la corrupción o existirán otras “películas y dramas” bien estructuradas que nadie se da cuenta? Lo adecuado sería que se ejerza mayor control en el manejo de los recursos. Tenemos como ejemplo las licitaciones de obras, en las cuales ya se habla y se da por hecho que en toda obra existe el 8% de “comisión”.
Ojalá que esta triste historia no se dé como en la película, que tengamos que contratar una vidente para solucionar y descubrir a los verdaderos culpables. Ojalá que la justicia (hasta ahora desprestigiada) pueda demostrar que sí son profesionales y que sí llegaran a encontrar los culpables, sea quien sea.
* Es Lic. en Economía.