La captura de CO2 debe ser una medida básica

HABLANDO DE HIDROCARBUROS Hugo del Granado Cosio 07/01/2022
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La lucha contra el cambio climático es una tarea tan monumental como ninguna que haya emprendido jamás la humanidad y requerirá la aplicación de todos los recursos, métodos y tecnología que ha podido desarrollar el género humano.

Evitar el calentamiento en 1,5°C hasta el año 2100 será un enorme logro del Acuerdo de Paris del año 2015, así como la meta de reducir las emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) a cero hasta el año 2050. Sin embargo, las dificultades encontradas en estos últimos años permitirían adelantar que esta meta no se podrá alcanzar si no viene junto con la captura del CO2 ya emitido. Sólo reducir las emisiones será insuficiente para recuperar la neutralidad climática, es decir el balance entre emisión y absorción del gas.

La captura de CO2 del aire o de los complejos que tienen una mayor concentración de ese gas ha despertado escaso interés fuera de las entidades académicas de investigación, por la ausencia de incentivos económicos. El CO2 es un compuesto abundante, fácil de producir y el proceso de captura es caro, razón por la que el sector industrial no está motivado a hacerlo. La única razón valedera para capturar CO2 es que su abundancia está ligada con el desastre del efecto invernadero que está ocasionando junto con otros gases.

Los problemas que enfrenta el mundo para asegurar el éxito del Acuerdo son innumerables y se hicieron más visibles al término de la reunión de Glasgow. Algunos objetivos no se lograron, como el de acordar mecanismos para dejar de utilizar carbón como combustible, así como la elusión a mencionar los hidrocarburos. A pesar de que las estadísticas mundiales no son homogéneas, está aceptado que el sector energía es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero, con alrededor del 75% del total de estas y que el 84% de la energía utilizada provenía, hasta el año 2016, de los combustibles fósiles, por lo tanto, el cambio de la matriz energética es clave para enfrentar el cambio climático.

Los gobiernos de los países occidentales son los más dispuestos a adoptar medidas para tratar el tema, así, por ejemplo, el presidente Biden en su plan de modernización de la red de energía ha planteado la meta de producir electricidad 100% libre de carbón para el año 2035. Sin embargo, en países como China (el mayor contaminante del mundo), las metas de cero emisiones son promesas vagas antes que medidas concretas y sus planes involucran el uso de combustibles fósiles. Así, la empresa más grande de China (China National Offshore Oil Corp) prometió alcanzar “cero emisiones en sus operaciones”, pero al mismo tiempo incrementó la producción de hidrocarburos que vende a sus clientes, convirtiendo la frase de “carbón limpio” en un eslogan hueco. También existen planteamientos como los de seguir aprobando proyectos de exploración y explotación petrolera si se demostrara que las emisiones a producir fueran menores a las de combustibles importados. En tanto no haya regulaciones precisas las posibilidades de evadir las promesas serán amplias.

Por otra parte, están las corrientes ambientalistas que concentran su presión en los países occidentales sugiriendo medidas que van más allá de una transición justa, que es como se viene calificando la necesidad de dar conformidad a la mayor parte de los actores mundiales. Estas medidas implican los siguientes aspectos: Se debe empezar a regular el suministro de combustibles fósiles, se debe limitar su extracción, se debe desmantelar la infraestructura innecesaria, se deben quitar los subsidios, se deben defender los derechos de los indígenas y de comunidades afectadas.

La implementación de varias de las medidas significaría un caos energético global, por ejemplo, el limitar la extracción de petróleo o gas conllevaría su escases e inmediata elevación de precios a niveles difíciles de imaginar porque no hay condiciones para sustituirlos, al contrario, la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) ha informado que comparativamente entre septiembre de 2020 y septiembre 2021, la producción mundial de petróleo y productos de refinerías se ha elevado, al igual que el consumo de gas. Lo mismo ocurre respecto de los subsidios. Según la IEA estos sumaban 471 mil millones de dólares el año 2018 y aunque bajaron en 2020 debido a la pandemia, quitarlos equivaldría a enormes conflictos sociales.

Sin embargo, la captura de CO2 no recibe la atención ni alcanza importancia adecuada por parte de personalidades ni entidades involucradas (ver el libro de Bill Gates Cómo evitar el desastre del cambio climático, 2020) que la ven lejana por su costo, por el escaso desarrollo tecnológico, por la cantidad de unidades que tendrían que instalarse, porque los otros gases no serían capturados y por las dificultades de almacenar el CO2 capturado. Todos estos problemas tienen soluciones que la propia naturaleza y la inteligencia proporcionan, de ellas nos ocuparemos en un próximo artículo.

 

* Es ingeniero químico y petroquímico.

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