La invasión rusa y el tablero económico

RAÍCES Y ANTENAS Gonzalo Chávez A. 27/02/2022
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Rusia invade Ucrania. Las consecuencias económicas de esta guerra serán diversas y complejas. Estamos frente a una acción que cambiará el juego en el orden geopolítico y económico en el mundo. Desde una perspectiva de corto plazo, e inmediatamente se conoció el ataque ruso, las principales bolsas de valores en el mundo reaccionaron registrando caídas significativas en sus índices. Sin embargo, después de los anuncios de sanciones económicas y financieras contra Rusia por parte de Estados Unidos, los mercados de valores se recuperaron parcialmente. Ciertamente, la nueva guerra y todos los movimientos diplomáticos y políticos, que se hagan en el tablero de ajedrez geopolítico, generarán incertidumbre e inestabilidad en los mercados financieros. Esta podría ser la nueva normalidad.

En los mercados de las materias primas, la invasión rusa disparó los precios de los alimentos, los minerales (oro y plata que son productos de refugio frente a una crisis) y los hidrocarburos subieron significativamente. El precio del petróleo sobrepasó los 100 dólares el barril. Posteriormente, los precios de las commodities se estabilizaron.

A nivel de la economía global, la inflación continuará en aumento y el crecimiento económico será afectado. El nivel de precios en la mayoría de las economías del mundo estaba al alza. Era una inflación por exceso de demanda, resultado de políticas fiscales y monetarias expansivas que se habían adoptado para recuperar los aparatos productivos golpeados por la crisis recesiva de la pandemia. En el 2021, Estados Unidos tuvo un incremento de precios del 7,5%, la Unión Europea registró una inflación de 5,1%. En América Latina, el nivel de precios también aumentó: Argentina (50,7%), Brasil (10,4%), Chile (7,7%), México (7,1%). Entre tanto, la mayoría de los países del mundo estaban en recuperación económica. Los PIB de Estados Unidos (5,1%), Europa (4,6%), y América Latina (6,3%) mostraban un mayor dinamismo.

Resultado de la guerra, la inflación será más elevada debido a un shock de oferta, sobre todo el incremento de la energía y los alimentos. Y es altamente probablemente estas economías adopten políticas monetarias contractivas, aumentado las tasas de interés, lo que afectará el crecimiento y lo desacelerará.

¿Cómo afectarán estos cambios a la economía boliviana? Concentrémonos, por tema de espacio, en el tema del precio de las materias primas y sus impactos heterogéneos. Alimentos: Si se mantiene el alza de los precios de la soya, nos beneficiamos, sin embargo el incremento del precio del trigo (Rusia es productor gigante de este producto) e indirectamente de la harina nos complica. Recordemos que producimos muy poco trigo, importamos harina y subsidiamos el pan.

Los precios de los minerales también están al alza; estas son buenas noticias para el comercio exterior, pero no para las finanzas públicas. El sector paga pocos impuestos, comparado con los hidrocarburos.

El aumento del precio del petróleo debería generar optimismo. En el pasado, este evento económico fue responsable por un masivo ingreso de divisas e impuestos para la economía. Cuando el precio del oro negro llegó a 100 dólares por barril en el 2012, debido a las fórmulas de indexación de los contratos de Argentina y Brasil, esto se tradujo en un significativo incremento directo del precio del gas. El valor del energético llegó a 10 dólares el millón de BTU.

Pero ahora no será así, el contexto cambió. No hay la producción de gas suficiente para exportar. Por ejemplo, en el contrato de la Argentina se preveía vender 27 millones de metros cúbicos de gas y solo alcanzamos a 7 en los últimos meses. Las exportaciones de gas en Bolivia estuvieron en algún momento, allá por el 2014, en 6.000 millones de dólares. Ahora en el 2021 han bajado a 2.253. Aquí hay un efecto precio y cantidad.

Otra cosa que cambió fue la fórmula de reajuste del precio de gas natural, ya no está totalmente conectada a los cambios en el valor del petróleo, ahora incluyen el precio del gas natural en su propio mercado internacional. Este es más bajo y estable que el precio del crudo. En la actualidad está en torno de 4,88 dólares el millón de BTU, la mitad del precio del gas que se calcula utilizando los precios del petróleo.

Menores exportaciones de gas significa menos impuestos directos de los hidrocarburos, que no son ni de lejos compensados por los impuestos que pagan los minerales o la soya, menos aún, los otros impuestos internos.

Por el lado de las importaciones de derivados de petróleo las cosas son más complicadas. Con un precio del petróleo en 100 dólares el barril, el subsidio aumenta significativamente; recordemos que el precio del petróleo en Bolivia –para que usted pague una gasolina, por ejemplo, de Bs 3,74 por litro– es de $us 27 el barril. El precio del diésel también tiene un fuerte subsidio.

Finalmente, habrá que ver cuán sostenibles son los incrementos de los precios de la energía en el mercado mundial que favorecen a Rusia. Es altamente probable que los Estados Unidos y sus aliados busquen inundar el mercado de petróleo con sus reservas estratégicas o presionando Arabia Saudita y otros países petroleros a vender más crudo en el mundo, esto cortaría de manera más contunde el oxígeno financiero a los rusos y haría más efectivas las otras sanciones económicas impuestas.

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