El éxodo de las empresas en Rusia

Hugo del Granado Cosio 09/03/2022
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Rusia ocupa el tercer lugar de producción de petróleo en el mundo y suministra el 26% del crudo que se consume en la Unión Europea y el 38% del gas. Sus exportaciones de petróleo y gas representan una quinta parte de su economía y la mitad de sus ingresos por exportaciones.  Esta posición la alcanzó no solo por sus grandes reservas, sino por las inversiones de las empresas petroleras del mundo occidental.

A la fecha, debido a la invasión a Ucrania estas inversiones se cortarán y su producción se verá afectada. Rusia podrá tomar represalias disminuyendo el importante flujo de gas a Europa. Pero ya se está preparando para afrontar la medida.

En respaldo a las sanciones económicas impuestas por la comunidad internacional contra la invasión a Ucrania, se está produciendo una gran migración de empresas, revirtiendo una línea continua de inversiones que se prolongó durante 30 años.

Las compañías petroleras que ingresaron al mercado ruso después de la caída de la URSS en 1991, atraídas por un mercado grande y cuantiosos recursos petrolíferos, están rompiendo las sociedades que conformaron con empresas rusas o, simplemente, están dejando de operar para no arriesgar sus finanzas ni su reputación. A finales del 2021 Repsol salió de la sociedad que tenía con Eurotek-Yugra (68%) y con ASB Geo (50%), por no tener rentabilidad en sus negocios, y esta participación fue adquirida por Gazprom Net. Sin embargo, es posible que Repsol no haya cerrado esta operación al momento de producirse la invasión.

La empresa BP de Inglaterra, que tiene una sociedad del 19,75% con Rosneft por un valor de 25 billones de dólares (BD), es una de las mayores inversiones petroleras en Rusia y ha sido la primera en anunciar que saldrá de la sociedad, al mismo tiempo que cortará en un tercio su producción de petróleo y de gas. Sin embargo, esta decisión fue también tomada después de años de conflicto en TNK BP por la presencia de billonarios oligarcas, mafiosos rusos que escalaron posiciones en la mayoría de las empresas rusas después de la Perestroika de los años 90.

La Shell de Holanda está siguiendo el mismo camino de BP terminando su sociedad con Gazprom incluyendo el proyecto Sakhalin II de LNG (27,5%), sus operaciones en el desarrollo de campos petroleros en Siberia y su participación en el gasoducto Nord Stream 2. Estos proyectos implican una inversión de más de 3 BD. Además del factor económico, el CEO de Shell sostuvo que se trata de un imperativo moral con la empresa inglesa y para aislar a Rusia, de manera que la invasión sea una derrota estratégica para Putin.

La empresa Equinor de Noruega ha anunciado que empezará a vender sus activos, de un valor de 1,2 BD para salir de sociedades con los rusos, pero además el Fondo Soberano noruego (el más grande del mundo) ha decidido congelar sus activos en Rusia, valuados en 2,8 BD, y está elaborando un plan para dejar definitivamente ese país hasta este 15 de marzo próximo.

Otras dos empresas que tienen inversiones en Rusia son la americana Exxon y la francesa Total, que deberían seguir el camino marcado por las petroleras citadas. Ambas tienen perforaciones en ese país. Exxon es socia de Rosneft en Sakhalin I con una participación del 30% en el área exploratoria del mar y está también asociada con esta empresa para hacer trabajos exploratorios en el Ártico. Exxon, en un foro internacional en septiembre del año pasado, asumió el compromiso de invertir 5 BD en los próximos cinco años; si bien su exposición es menor, hasta el momento sólo ha decidido retirar a sus empleados americanos del país. Por su parte, Total tiene una participación de 19,4% en Novatek PJSC, una productora rusa independiente de gas. El CEO de Total, Patrick Pouyanne, declaró que no ve un impacto de la invasión sobre su empresa porque están lejos del frente, mostrando una posición temerosa e indiferente al problema de la crisis global del orden mundial, desatada por la invasión a Ucrania.

Pero no solamente las petroleras abandonan sus sociedades con empresas rusas, también lo están haciendo algunas de distintos rubros, como las fabricantes de automóviles Volvo y GM. Aunque otras se manifiestan cautelosas, como Renault de Francia y Ford Motor, que es socia de Soller o Daimler Truck Holding AG, esta última asociada a la rusa Kamaz.

Otras empresas que han buscado argumentos para no dejar sus actividades en Rusia son blanco de críticas en sus respectivos países, como es el caso de Coca-Cola o de la consultora McKinsey que está siendo acusada de salpicar con sangre sus negocios.

La posición asumida por la FIFA y la UEFA prohibiendo la participación de los equipos rusos en varias copas ha contrastado con la posición dubitativa de algunas empresas.

* Es ingeniero químico y petroquímico.

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