Murciélagos, bicicletas y botellas

Monica Briançon Messinger 19/04/2022
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A menos que no quiera aparecer en cualquier esquina de la calle, muerto de dolor por un presunto dolor de estómago, debido a una supuesta indigestión, pero que en realidad fue debido al plástico que ingirió, y que podría haberlo reciclado, y darle un mejor propósito, es hora de que se haga un firme compromiso por el reciclaje y la reutilización.

Hace pocos días, una ballena encalló en Nueva York, murió, y la autopsia reveló que tenía el estómago lleno de plástico: Bolsas, botellas, redes y micro partículas de plástico que también se sabe, están en el torrente sanguíneo de los seres humanos.

Pareciera una batalla perdida y que no vale la pena llevar las botellas plásticas a los contenedores de reciclaje, pero si vale la pena el esfuerzo. La empresa Empacar las recolecta y las transforma nuevamente en botellas. Reúne alrededor de 800 toneladas de botellas PET al mes para darles una nueva vida.

Una nueva vida es la que también proporcionan los murciélagos cada vez que polinizan una flor, o cuando controlan a los insectos que pululan en las ciudades y que se pueden convertir en una plaga.

Tres especies de estos animales, que reciben tan mala publicidad gracias a las escalofriantes producciones hollywoodenses, viven en el Museo Alcide D’Orbigny en Cochabamba. Un espacio tan amenazado como la ballena que murió en Nueva York. Este museo es un importante corredor ecológico entre el Parque Nacional Tunari y la Laguna Alalay.

Hay otros corredores, pero han sido diseñados para humanos. Son las ciclovías. Pequeños caminos para los avezados ciclistas que se animan a recorrer la jungla asfáltica de ciudades contaminadas como Cochabamba.

Ciclovías murciélagos, y quienes sufren porque hay miles de ciudadanos que no quiere reciclar, deberían tener un escudo protector. Al contrario de quien no quiere ceder el paso al ciclista y quiere matar a escobazos al quiróptero. O no quiere reciclar. Ese mal ciudadano deberá almorzar y cenar plástico. Ser atormentado por insectos y no salir a hacer más daño.

Hace siete años, en el cuarto Foro Mundial de la Bicicleta, en Medellín, Colombia, se llegó a la conclusión de que la bicicleta representa equidad e invita a que la gente se haga consciente de que en las vías hay que cuidar de la vida propia y la ajena.

¿Entonces, respetamos a la vida, sea cual sea su forma? ¿O los murciélagos, los ciclistas y la falta de reciclaje quedarán en el baúl de los recuerdos, mientras nos llenamos la boca de discursos bien intencionados pero no hacemos nada en la práctica?

En esta semana que celebramos a murciélagos, bicis, y al futuro día de la Tierra, va siendo hora de cuidar en serio al planeta.

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