El litio está de moda. Las grandes potencias mundiales han dado un paso sustancial hacia una economía sostenible y respetuosa con el Medio Ambiente que combata con fuerza el tan temido cambio climático que hace estragos en todo el planeta, con sucesos y desastres naturales nunca antes vistos por la humanidad.
En este sentido, la sustitución de la matriz energética basada en los combustibles de origen fósil está acelerando la búsqueda de materia prima que sustenten esta transformación real en todo el planeta. Es en este punto donde el litio entra en escena como pilar de este nuevo modelo energético más respetuoso con la Madre Tierra.
En la Vieja Europa, mucho más conciéncialos con la situación climática, la proliferación de vehículos eléctricos tiene su reflejo en las ventas ya que aumentaron de forma considerable llegando a copar un 29% de la cuota de mercado lo que supone un cambio real de la mentalidad de los compradores de autos en este mercado.
Otro ejemplo destacable es el del gigante asiático, China alcanzó la cifra del 21% de las ventas de vehículos eléctricos en el 2021 equivalente a la mitad de los 6,75 millones de autos con esta tecnología vendidos en el mundo en ese mismo año.
Estos datos por sí solo impresionan, pero, si a esto unimos la crisis de los precios del petróleo y la subida de los combustibles a nivel mundial, nos da como resultado que los consumidores cada vez más están apostando por el cambio de sus autos de gasolina por los eléctricos.
¿Pero qué implica todo esto para Bolivia?
Pues este cambio de mentalidad ha hecho que la demanda del litio haya superado con creces la oferta existente en el 2021 repercutiendo de manera directa en el precio de mercado. Según algunos portales económicos en el último año el precio de Carbonato de Litio por tonelada está alcanzando los 80 mil USD cuando hace menos de un año la tonelada cotizaba en 20 mil USD, el litio es la materia primar más cotizada en los mercados mundiales, provocando que, por ejemplo, el precio de los autos eléctricos llegue a aumentar un 15% lo que pone en riesgo la apuesta por una matriz energética verde.
Bolivia posee la mayor reserva de litio a nivel mundial, pero hasta ahora los sueños del gran desarrollo económico siguen en el limbo. Desde hace tres lustros, y como promesa del actual régimen de gobierno, se viene trabajando en un plan de producción de la planta de Carbonato de Litio de YLB, que hoy en día tiene un avance de construcción del 90% y contará a finales de 2022 con una capacidad instalada de 15 mil toneladas al año. Si tenemos en cuenta los precios actuales, la nación tendra un ingreso estimado por la venta de unos 1200 MMUSD, poco menos de la mitad de la renta petrolera del 2021.
Pero la tecnología ha avanzado en estos últimos años, por lo que la actual administración gubernamental del presidente Luis Arce, ha puesto sobre la mesa un nuevo plan de extracción basado en la tecnología DLE (Direct Lithium Extraction, por su sigla en inglés). Gracias a este proceso y según datos técnicos la estimación para los años 2024 y 2025 es la de producir de 45 mil a 100 mil toneladas al año, lo que nos da un rendimiento, y siempre teniendo en cuenta el valor actual de mercado de 3.600 MMUSD a 8.000 MMUSD.
Los números con este tipo de tecnología de extracción permiten esperar una nueva época de bonanza económica gracias a nuestros tesoros naturales. Cabe recordar al lector y como dato informativo que la renta petrolera récord con precios del petróleo de más de 100 USD/ BBL y una producción de 60 MMmcd fue de 5000 MMUSD
Bolivia, en virtud a su política de la denominada nacionalización de los recursos naturales ha sido capaz de obtener unas rentas que han repercutido positivamente en la economía de los ciudadanos del país. Soñar es gratis, pero debemos tener en cuenta la forma de gobernar del presidente Arce y nos lleva a imaginar como serían invertidos estos recursos en educación, salud e infraestructura e imaginar una nueva temporada de prosperidad en el desarrollo de Bolivia, con la posibilidad de situar al país en una potencia económica mundial, especialmente si se desarrolla correctamente la industria derivada del litio, recurso estratégico del siglo XXI “made in Bolivia”.
Somos una sociedad dependiente de la movilidad, el uso cotidiano de nuestros teléfonos inteligentes, tablets, dispositivos tecnológicos, drones e incluso tecnología avanzada civil y militar, por no hablar de los vehículos eléctricos, que sin duda son la joya de la corona, hacen que veamos con mucho optimismo el futuro. Soñemos con el litio y la industria de sus derivados como uno de los motores económicos del país, generador de empleos durante los próximos 20 a 30 años, capaz de empoderar una sociedad que necesita nuevos retos con los que cambiar nuestro destino.
Pero esta situación no es del todo bien vista en ciertos sectores nacionales y especialmente internacionales que no desean o simplemente no les conviene el desarrollo de Bolivia gracias a una gestión diferente de los recursos naturales que posee; se percibe particularmente en los últimos meses injerencias de orden político y económico en movimiento en la zona altiplánica del país, curiosamente donde existe zonas de interés de litio, los departamentos de Oruro y Potosí.
No es raro que se busquen elementos para desestabilizar el país a cualquier costo, buscando truncar el horizonte de desarrollo de industrialización del litio. A los intereses movilizados no les conviene y no desean que este proyecto nacional avance, porque podrían perder el control sobre este recurso tan estratégico para garantizar su cadena de suministro.
Este país ha demostrado estar a la altura de retomar su rumbo. Es de esperar que el plan del gobierno respecto del litio, dé pronto sus frutos y que se cumpla con todo lo prometido.