¿El modelo de desarrollo cruceño puede inspirar a Chuquisaca?

Dick Commandeur 01/08/2022
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Acabo de leer el interesante libro sobre el modelo cruceño que en las últimas siete décadas ha permitido a esa región pasar de ser un lugar marginal al polo de desarrollo económico más importante de Bolivia. Fue publicado por la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior. No me corresponde comentar sobre la validez de la generalización del modelo planteado o la factibilidad de su replicación, pero nadie puede desconocer el gran éxito que ha tenido ese departamento en atraer recursos humanos e inversión privada desde el interior y el exterior de Bolivia, y su avance en crecimiento económico. El documento es inspirador y una referencia relevante para estrategias de desarrollo en otros departamentos.

Quiero resaltar la identificación de “cinco valores que hacen el espíritu cruceño”, que según los autores han influido y conjugan con cinco factores productivos (recursos naturales, recursos humanos, financiamiento, capital, innovación e institucionalidad) en los logros de desarrollo. Viendo estos valores, me surgieron unas preguntas sobre cuán aplicables son para Chuquisaca, como inspiración para enriquecer el debate sobre estrategias de desarrollo departamental.

El primer valor identificado es la libertad o la libre iniciativa que conduce a las personas a destacarse por decisión propia. ¿Cómo creamos espacio y apoyo en la sociedad e institucionalidad acá para promover y fortalecer este espíritu emprendedor para lograr resultados productivos y comerciales?

El segundo es la individualidad o realización personal que lleva a buscar un legítimo rédito por lo que uno hace. ¿Qué hacemos en Chuquisaca para fomentar el éxito de nuestros hombres y mujeres, el orgullo y el deseo para crecer? ¿Cómo mejoramos el entorno para valorar los buenos resultados logrados por esfuerzo propio?

El tercer valor señalizado en Santa Cruz es la competitividad, la inclinación por el libre mercado para abastecer las necesidades de la población. ¿Cómo garantizamos acá oportunidades iguales para todos, espacio para hacer empresa, acceso a empleo, sin favoritismos, para lograr que los mejores hombres y mujeres satisfagan esas necesidades de la población y con el mejor impacto?

El cuarto es el cooperativismo o asociatividad para resolver mancomunadamente las carencias desatendidas por el Estado. ¿Cómo estimulamos y fortalecemos el trabajo conjunto? ¿Cómo logramos estructuras asociativas efectivas, innovadoras y en beneficio de la sociedad, que no sean poderes principalmente mirando hacia adentro?

El último valor es la integración al mundo, apertura a la inversión, las ideas y personas de afuera y la proyección de la economía al mercado externo. ¿Cómo incentivamos el intercambio con mercados y centros de conocimiento y logramos que inversionistas se animan a mirar a Sucre?

Obviamente, una primera pregunta válida es en qué medida estamos de acuerdo con estos valores, que no en todos los ámbitos será respondida con un sí rotundo. En mi opinión, no son valores absolutos, pero la reflexión puede inculcar nuevas actitudes hacia el desarrollo. Aparentemente, en Santa Cruz fueron útiles.

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