Adiós amigo Ernesto Cavour, uno de los grandes nombres de la música boliviano. No se comprendería el Siglo 20 sin tu aporte. Junto a Mauro Núñez y Ernesto Centellas, llevaste el charango al nivel más exigente de la música de Concierto, sin dejar por ello de trasuntar el encanto de lo popular. Dejas una estela imborrable en nuestro cielo.
Aparte de sus composiciones instrumentales, Ernesto escribió también canciones con letras muy expresivas. Transcribo una de ellas en su homenaje:
Árbol Chueco (huayño)
Árbol chueco, árbol chueco
qué sensible te has formado:
inclinarte pa’ dar sombra
en vez de estirarte al cielo.
Jorobadito y harapiento,
solo te cuelgan hilachas,
y aunque te llamen “el chueco”
por tu adentro eres recto.
Tiene tu tronco doblado
mil corazones grabados
de adulterios que perduran
y amores desesperados.
Ya me despierto cantando
árbol chueco, árbol chueco;
naciste para ser leño:
tu gloria la eleva el fuego.
Sucre, 7 de agosto de 2022