Durante años, el diario El Potosí vino denunciando el daño que sufre el Cerro Rico y su insistencia, por fin, tiene eco, pues los medios de todo el país han empezado a amplificar sus advertencias mediante sendos reportajes.
A esto se ha sumado en las últimas semanas la noticia sobre la rotura de un dique de colas que, por probables efectos en el río internacional Pilcomayo, también ha provocado la reacción de la prensa.
Ese es el caso del diario cruceño El Deber, que en un editorial ha publicado la alerta de que el emblemático Pilcomayo está herido porque los elementos contaminantes del dique de colas mineras llegaron a la quebrada de San Antonio, en la comunidad Agua Dulce de Potosí.
A última hora de la noche de este jueves, el diario CORREO DEL SUR accedió a una información primicial que indica que un informe del Gobierno descarta la contaminación del río como producto de los sedimentos tóxicos arrastrados, de acuerdo con la versión del Gobierno, a lo largo de 32 kilómetros, sin haber afectado nunca a Chuquisaca y Tarija.
Ni bien se reportó del colapso del dique de colas por parte de la Gobernación de Potosí hubo reacciones de preocupación, tanto dentro de Bolivia como en las vecinas naciones de Argentina y Paraguay. Indígenas del pueblo Weenhayek alertaron que ellos consumen pescado de las aguas del Pilcomayo y que, a estas alturas, ya nadie quiere comprar ese producto por la susceptibilidad de que podría estar contaminado.
Sin embargo, el informe al que accedió el Diario de la Capital descarta que haya habido impacto de los residuos mineros en el río. Se anuncia que los resultados del estudio serán remitidos a Argentina y Paraguay, que vienen exigiendo información.
Hasta el momento, se sabía que, en el sur del país, la Oficina Técnica Nacional de los ríos Pilcomayo y Bermejo tomó muestras de agua en 20 puntos georreferenciados para identificar la presencia de minerales pesados. También Argentina lleva adelante en estos días el análisis de sus propias muestras de agua en la norteña provincia de Salta.
En efecto, los salteños dieron cuenta de que se les indicó que el arrastre de sedimentos mineros no habría hecho contacto con el cauce del Pilcomayo, y que el impacto fue de 32 kilómetros aguas debajo de donde está emplazado el dique. Sin embargo, las autoridades argentinas ordenaron la toma de muestras para su propio análisis.
Se estima que el colapso del dique de colas en la región potosina de Agua Dulce descargó 13.000 toneladas de residuos mineros a lo largo de la quebrada de Jayasmayu, que se conecta con el río Tarapaya; este, a su vez, es afluente del Pilcomayo.
Pero, de acuerdo con el más reciente estudio, si bien se trata de un informe todavía preliminar, los residuos tóxicos no habrían llegado al río internacional, sino que se habrían quedado a aproximadamente 10 kilómetros.
Dado que esta no es la primera vez que se produce una rotura de dique de colas, siendo este un asunto muy sensible por haber probabilidades de impactos ambientales sobre las aguas de ríos bolivianos y de otros países, en cuanto pase esta emergencia la Gobernación de Potosí tendría que plantearse seriamente la reubicación de los ingenios mineros para alejarlos de las riberas de ríos.
Eso mismo es lo que exigen cada cierto tiempo las organizaciones civiles afectadas de los departamentos de Chuquisaca, Potosí y Tarija, aunque, por lo menos hasta ahora, su demanda siempre haya caído en saco roto.