La construcción de un modelo de gestión territorial que brinde respuesta al despoblamiento rural, que garantice seguridad alimentaria a la población y que ofrezca los servicios públicos básicos para que las personas vivan con dignidad en el lugar donde nacieron o trabajan, está logrando carta de ciudadanía con la propuesta de ciudades intermedias que tengan calidad de nodos de servicios, articuladas entre sí.
Lo que parecía una provocación académica hace ocho años, al incorporarse al debate práctico de los actores en el territorio, de organismos internacionales e instituciones de desarrollo, y demostrar su consistencia a fuerza de investigación y evidencias, está dando pasos importantes al llamar la atención por ofrecer resultados demostrables.
Dos situaciones así lo constatan.
La presente semana, en Ciudad de México, se realiza el XII Encuentro Internacional sobre ciudades intermedias. Los 11 Encuentros anteriores han reunido, desde el primero desarrollado en diciembre de 2016 en Asunción del Paraguay, a 130 académicos de 18 países que han aportado con sus visiones y experiencias prácticas, ofreciendo respuestas al fenómeno del despoblamiento rural. Convocados por la iniciativa del Cepad-Bolivia, a la que se sumaron el IICA, la cooperación de Extremadura, la Universidad Internacional de La Florida, el Consejo de Gobernadores del Paraguay, la Fundación Solydes, la Universidad de Valladolid y organismos como CAF, ONU-Hábitat y el BID, hemos formado una sólida comunidad de saberes, conocimientos y experticias que reconocen la importancia de partir de realidades objetivas para ofrecer respuestas concretas. La evidencia demuestra que en América Latina la migración campo-ciudad ha aumentado como consecuencia de la pandemia. El debate, entonces, se vuelve un instrumento creativo e innovador.
La segunda tiene que ver con la presentación de la investigación “Un cafetal del tamaño de Bolivia”, que bajo el paraguas de las ciudades intermedias y el turismo propone al café como instrumento de desarrollo, generador de excedente económico y simbólico, y fijador de la población en el territorio.
El debate académico iberoamericano sobre ciudades intermedias y la propuesta de sembrar café se constituyen en un aliento a la búsqueda de respuestas que ofrezcan alternativas sostenibles, sustentables y competitivas en favor de nuestro desarrollo.
Muchas son las limitaciones que deben ser superadas; sin embargo, el posicionamiento de la propuesta y la comprobación que respalda un proceso productivo de café, sostenido por una producción existente, está dando como resultado la irrupción de evidencias que entusiasman pues en ocho departamentos de Bolivia, con diferentes volúmenes, existe experiencia productiva y en curso.
Evidentemente, la propuesta de ciudades intermedias, como la producción masiva de café, necesitan de políticas públicas que alienten lealmente a los actores involucrados. Estamos cumpliendo la primer etapa, la de la sensibilización colectiva y la de sembrar compromisos.
En México comprobaremos una vez más la consistencia de nuestra propuesta.