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Monica Briançon Messinger 06/09/2022
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Hace siete años entré a un sex shop buscando un látigo. Fui directamente con el encargado e hice mi pedido. Nada de remilgos o andar perdiendo el tiempo en otros artículos, desde los más simples como lencería llena de encajes o algunas zanahorias disfrazadas mostrando su mejor cara.

“¿Tiene látigos?”, le pregunté. Me respondió que no. Estaban sin uno en stock porque se vendieron todos. Grande fue mi sorpresa en un país tan dado a la mojigatería. Indagando un poco más sobre la alta demanda de látigos, me preguntó si había leído “50 sombras de Grey”, le dije que sí. Ese fue suficiente argumento para entender la alta demanda de látigos.

Las mujeres bolivianas decidieron experimentar los placeres de la protagonista de la novela “en carne propia”.

Mi pedido era urgente. No para emular a Anastasia Steele, sino para flagelar a Cristo. Pusimos en escena Jesucristo Superstar (el famoso musical de Andrew Lloyd Weber) y para la parte final necesitábamos un látigo que no hiciera daño sino que se viera feroz en escena.

Me fui con las cajas destempladas e improvisamos con unas cintas empapadas en tinta roja. El resultado fue bueno y volcamos taquilla, no una sino las tres veces cuando representamos esta obra.

El látigo y su alta demanda siguen en mi cabeza. Más aún hoy, 6 de septiembre que se ha declarado como el Día Mundial del Sexo, al que también se asocia con “el día del sexo oral”, debido a la combinación de los números 6 y 9, que tiene un viso de igualdad desde la posición misma; tú me das, yo te doy, y viceversa, todos disfrutamos y todos llegamos. Es una de las posturas más valoradas del Kamasutra (en la India de hace unos 2000 años ya se practicaba).

Igualmente el 4 de septiembre se celebró el Día Mundial de la Salud Sexual, según lo estipula la Asociación Mundial para la Salud Sexual.

En ese sentido, sea propicia la ocasión para concientizar acerca de los derechos sexuales de las personas y recordar que la sexualidad es fundamental para vivir una salud plena.

También para recordar una urgente educación sexual libre de tapujos y falsas posturas pudorosas. Bolivia tiene la tasa de embarazo adolescente más alta de Latinoamérica. Y las chicas que quedaron embarazadas, en una gran mayoría, fue porque “no sabían cómo cuidarse”, o “querían dar una prueba de amor” o simplemente experimentaron sin conocer las delicias de un buen orgasmo.

El látigo queda siempre presente. Como una virtual amonestación buscando culpabilizar al sexo. Mezclándolo con religión. Pero es usado, en grupos sociales o entre parejas con ganas de explorar, de ir por otros caminos y no precisamente para usarlo como instrumento de tortura.

Gozar de la sexualidad es fundamental para obtener una óptima calidad de vida.

* Es periodista.

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