Evitar al martes 13, maldecir al “Mercurio retrógrado”, hacer abortar llamas blancas para obtener sus fetos, licuar ranas, enterrar perros o personas si es posible, cortar colas de zorro, sahumar cada primer viernes de mes o sacar una piedra del cerro… todo vale para atraer clientes.
Mientras más enriquezcas al yatiri de turno y más novenas le reces a la Mamita, supuestamente te irá mejor.
Pero si nunca pusiste empeño en el trabajo y trataste mal al cliente, será culpa del yatiri mamón que te dijo que sí tendrías mucha platita, será culpa de tu falta de fe y de que no rezaste con devoción.
Será la mala suerte. Agazapada en cualquier oscuro rincón que sale cada tanto a dar un zarpazo a nuestra supuesta estabilidad emocional e intelectual.
Ella es la culpable de nuestros actos fallidos, y creemos que una pizca de sal tirada hacia atrás nos salvará de un duende malvado, o evitaremos pasar por debajo de una escalera, para no provocar a la Santísima Trinidad, o aporrearemos a una mesa, porque hay que “tocar madera”, o buscaremos un trébol de cuatro hojas por los escasos jardines existentes para atraer a la buena suerte.
Pues ni la sal, ni la escalera, ni la madera, ni el trébol impedirán que si te casas en martes 13, sales de viaje y te apartas de tu casa, las cosas salgan bien o mal.
Tampoco el pobre perro que pagó con su vida, o la llama que hicieron abortar a patadas y que te “dio” su nonato te traerán más clientes.
Así no funcionan las cosas. Por más que los intelectuales de moda defiendan a capa y espada que se trata de “rituales andinos” y hay que entenderlos sin los lentes occidentales, y burgueses.
Ninguna pseudoideología/creencia puede ser defendida si esta asesina a seres indefensos e inclusive es capaz, mediante sus operadores, de querer enterrar a un ser humano so pretexto de que a la Pachamama le gustará la ofrenda y el terreno donde se levantará el mamotreto de cemento no cederá. Ni a la Pachamama ni a nadie con dos dedos de frente le gustará algo así, repugnante y nauseabundo.
El terreno soportará al edificio si se hizo un buen estudio de suelos y nadie se pasó de vivo metiendo mezcla empobrecida en las columnas de soporte. Los clientes volverán a tu restaurante, a tu tienda o a tu cafetería porque les diste atención de calidad, no se te fue la mano con los precios y el producto estuvo a la altura del monto que pides.
Deja de creer en operías como michis negros malvados, hojas de coca con el destino escrito en sus nervaduras y haz bien tu trabajo. Trata bien a tu cuerpo. Cuida a tu salud y confía en tus habilidades para resolver problemas y busca las oportunidades, no esperes a que las cosas lleguen por arte de magia.
* Es periodista.