Con un pequeño retraso de casi 12 años, desde que la Ley de Pensiones fue promulgada, comienza funcionar la Gestora Pública de la Seguridad Social de Largo Plazo, claro, todavía a media máquina. Sin embargo, los dueños del poder presentaron a la Gestora como cuando Apolo 11 llegó a la Luna. Un hecho histórico, único, un divisor de aguas en la política pública nacional. La estatización “lenteja” apareció en el celofán de la propaganda como la acción más eficiente del planeta. Por supuesto, ni una palabra para explicar por qué se tomaron 4.380 días para implementar esta medida.
Debido al juicio de arbitraje perdido, por el Gobierno, se sabe que a una de las AFP le tenemos que pagar más de $us 100 millones en indemnización y probablemente, otro valor similar a la segunda AFP. Cabe recordar que los juicios contra el Estado boliviano no fueron propiamente por la estatización, sino por no haber consumado esta medida por varios años. La Gestora Pública ya nace con un pasivo de que podría llegar a los $us 200 millones que debe pagarlo el Tesoro General del Estado (TGE).
Este ejemplo institucional de eficiencia en la implementación será hará cargo de la friolera de $us 23,000 millones de nuestras contribuciones, la mitad del PIB en un año.
Es comprensible que debido al increíble retraso en implementación de la Gestora y los pésimos antecedentes del sistema de pensiones antiguo que estaba en manos del Estado, se genera un legítimo miedo y muchas preguntas.
La prensa ha informado que los retrasos se explican por las dificultades de migración de los datos. Hubieron dos tentativas fallidas. Hubo problemas en la compra e implementación del software. ¿Alguien explicará qué pasó? ¿Qué garantías tenemos, con estos antecedentes, de que ahora las cosas irán bien? ¿Cuál es el software que ahora se utilizará? ¿Quién lo desarrolló?
Como de costumbre, el Gobierno colocó tema de las pensiones en términos de propiedad apelando al viejo nacionalismo chabacano. Dijo que, por fin, los recursos de las AFP estarán en manos de bolivianos y no de extranjeros. Pero se sabe que más allá del falso patrioterismo, el desafío de una buena gestión no tiene que ver solamente con la nacionalidad o propiedad y si con la calidad del capital humano, de buenos sistemas de administración, el desarrollo institucional, una buena estrategia empresarial, la calidad del gobierno corporativo, los mecanismos de control y supervisión, las adecuadas rentabilidades, la responsabilidad en el manejo de los recursos, el manejo no político, la transparencia y un largo etc. Así que el discurso ideológico no es garantía de nada a la hora de tener rentabilidades adecuadas, servicios eficientes y administraciones transparentes.
Si tomamos como ejemplo la suerte que corrió la empresa estatal YPFB y la producción de gas natural en Bolivia hay un espacio para una legítima preocupación. Al igual que ahora se creó la Gestora, con bombos y platillos, llevando por delante el estandarte de la nacionalización, hace 15 años se hizo el mismo show con la nacionalización del gas natural. Pututus al viento, miradas tiernas al horizonte revolucionario y pesados lagrimones frente a los pozos, pero resulta que ahora –transcurrido todo este tiempo–, un patrimonio natural que debería durar para varias generaciones prácticamente está desapareciendo. El gas se está haciendo gas. El 2014, Bolivia producía 60 millones de metros cúbicos por día (MMCD) ahora está en torno de 40 MMCD. En el mismo año exportábamos $us 6.600 millones, ahora estas ventas se redujeron a $us 2.269 millones. En el 2014, el Estado recibía $us 5.200 millones del sector hidrocarburos, ahora, algo como $us 2.600 millones. Hace 15 años, Bolivia era una potencia gasífera, ahora es importadora de hidrocarburos. ¿Qué pasó? ¿Se revertió la nacionalización? ¿Se enojó la Pachamama? No, waway. La mala gestión mató a la gallina de los huevos de oro. Por lo tanto, no es un problema de propiedad o colocar a los descendientes de Marx y San Francisco de Asís al mando de la Gestora. Es un tema desafío de desarrollo institucional, competencia gerencial y capital humano. ¿Qué nos garantiza que la Gestora no corra la suerte de YPFB?
Ahora los recursos de jubilación de los bolivianos estarán en manos de militantes del partido de gobierno. Por lo que sería interesante saber: ¿Cuál es su formación y experiencia en la alta ingeniería financiera? ¿Qué y cuántos fondos han manejado anteriormente? ¿Conocen el desarrollo técnico del manejo de fondos financieros? ¿Qué hará la Gestora con los profesionales bolivianos que trabajaban en las AFP? ¿Habrá sindicato en la nueva Gestora, como en las otras empresas estatales? ¿Tendremos trabajadores declarados en comisión?
Ciertamente pudo haber muchos problemas en la gestión de las AFP. Comisiones muy altas y otro tipo de dificultades, pero la verdad de los hechos es que, al contrario lo que ocurrió hace 28 años, nuestros recursos, o sea los $us 23.000 millones están pasando a manos del Estado. Recuerden que en el Sistema Antiguo de Pensiones simplemente la plata desapareció y tuvimos que comenzar de cero.
Finalmente, la Gestora Publica será un monopolio público cuyo principal deudor es Estado. El grueso de la deuda interna es con nosotros, los prestatarios. El sistema de pensiones financia al Gobierno. Con estos cambios, el ratón estará a cargo del queso, la tabla y el cuchillo.
¿Cómo evitaremos que la Gestora sea la caja chica y grande del gobierno? Otra vez los antecedentes de la poca independencia del Banco Central de Bolivia no es muy alentadora. Como están las cosas, solamente puedo sugerir una cadena de oración a San Lenin y solo pido que nos encuentren persignados, rezados y peinados a los 2,5 millones de contribuyentes.