En el país del revés, o del absurdo, algún día se escribirá un compendio de las inverosímiles paradojas bolivianas, en el que se describirá a un país muy pobre —entre los dos o tres más pobres de todo el continente—, pero que se da extraños y dudosos “lujos”, como el de tener más de 3.000 viviendas construidas por el Estado, de las cuales más de 2.000 están desocupadas o abandonadas desde hace tres o más años.
Eso exactamente es lo que se descubrió gracias a una investigación del Comité de Vivienda de la Cámara de Diputados, que identificó que el 70% de las unidades habitacionales que se construyeron en ocho municipios de los departamentos de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba permanecen vacías, pese a que en Bolivia cerca del 50% de la población no tiene vivienda propia.
En esos proyectos se invirtieron más de 100 millones de dólares, según la información recogida por un grupo de parlamentarios con datos oficiales del Ministerio de Obras Públicas y la Agencia Estatal de Vivienda.
Uno de esos proyectos está cerca de Santa Cruz de la Sierra, en Cotoca, donde se construyeron 960 departamentos que fueron entregados en febrero de 2020, es decir, hace dos años y medio. Sin embargo, hasta ahora solo 80 están ocupados, y los restantes 880 permanecen vacíos.
Se trata del Condominio Altos de Cotoca, ubicado en el kilómetro 6,5 de la ruta a esa población. Los departamentos son de dos y tres habitaciones, y el precio más bajo por uno de esos bienes es de $us 21.500. Como esos departamentos, hay exactamente 2.221 viviendas sin ocupar de las 3.185 construidas en Warnes, Cotoca, Tolata, Vinto, Sacaba, Cercado, El Alto y Mecapaca.
El diputado Aldo Terrazas, de Comunidad Ciudadana, criticó el proyecto de Cotoca como totalmente desproporcionado, porque es el más grande del país, y aún hay otro proyecto para construir 465 viviendas más en ese mismo municipio.
Según Terrazas, el Gobierno pretende construir 100 mil viviendas hasta el año 2025, lo cual considera positivo, pero reclama que antes de hacer más edificaciones se adjudiquen las que ya están concluidas y permanecen sin ocupar por más de dos años.
Un poco más allá, en el kilómetro 11 de la misma ruta, se construyeron 50 casas y 204 departamentos, de los cuales solo ocho están ocupados.
En Warnes está el Condominio Patujú, con 96 departamentos construidos en 10 bloques de cuatro pisos cada uno. De todas esas viviendas, solo fueron entregadas ocho en septiembre de 2019. Desde entonces, el resto está deshabitado y abandonado.
En la Urbanización Papa Francisco de Clara Chuchío, en Warnes, hay 443 viviendas, de las cuales 368 fueron avasalladas durante la crisis política de octubre y noviembre de 2019. Es decir, simplemente se entraron y se adueñaron. Así de sencillo.
Está bien construir, pero si no se tiene un plan de asignación efectivo, de nada sirven las obras, que implican un gasto inútil para el Estado. Este, por su parte, se muestra incapaz de generar planes de adjudicación en condiciones de pago atractivas para los más necesitados.
En Bolivia, cerca del 65% de los habitantes no tiene espacio suficiente en su vivienda; más del 30% vive en condiciones de hacinamiento. Sin embargo, hay más de 2.000 casas y departamentos construidos por el Gobierno que permanecen sin ocupación y que con el paso del tiempo sufren el deterioro natural de una vivienda abandonada.
País del revés, del absurdo, de la paradoja…