El próximo Censo ha despertado pasiones encontradas en el país en torno a su realización. Si bien el pensamiento racional y la reflexión sobre el beneficio-costo que representaría este evento señala sus efectos benéficos, especialmente para los departamentos económica y demográficamente más grandes, se observa, al mismo tiempo, un rechazo notorio a su ejecución por los más depauperados, porque representa un riesgo que provocará una disminución de sus rentas, de por sí, escasas.
A estos elementos hay que sumar, en el terreno político, la desconfianza en organismos como el Órgano Electoral por lo que este evento puede reportar para distorsionar los datos para los próximos comicios del 2025.
De esta situación deriva la pregunta siguiente: ¿Es justo perjudicar al país entero por someter la realización del Censo a una inquietante y gelatinosa indefinición por los temores señalados? Acaso no sería mejor reducir las suspicacias actuando sobre las causas subyacentes de este conflicto que, a mi juicio, son básicamente dos:
En primer lugar, la ineficaz política redistributiva que, al estar basada exclusivamente en el indicador demográfico, refuerza la concentración de inversiones privadas que, naturalmente, fluyen al eje central del país. En segundo lugar, la desconfianza existente en el nuevo padrón y en la actuación del Tribunal Supremo Electoral por una serie de denuncias sobre su comportamiento poco transparente.
Ambos aspectos necesitan ser resueltos, si queremos generar mayor unidad y el cese del conflicto social en el país por este evento. A saber:
Modificar la política fiscal desconcentrando recursos fiscales a partir de incluir indicadores relacionados con la pobreza y la falta de infraestructuras económicas para generar oportunidades de desarrollo, principalmente para los departamentos menos ricos.
Establecer un nuevo Órgano Electoral, revisar el padrón, y otros mecanismos que permitan generar transparencia y confianza en la neutralidad de este ente.
Se concluye que no tiene sentido luchar por el Censo mientras no se ejecuten las acciones señaladas para superar los aspectos objetivos y subjetivos que distorsionan las ventajas del Censo y le quitan el papel de un acontecimiento meramente “técnico” e “instrumental” destinado a recoger información y procesarla para determinar políticas precisas de desarrollo y no diluir recursos.
Nada más ni nada menos.