Santa Cruz: Desarrollo y confrontación

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 23/09/2022
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Santa Cruz conmemorará mañana, sábado, los 212 años de su sublevación libertaria.

El 24 de septiembre de 1810, los pocos habitantes que por entonces tenía Santa Cruz se reunieron en un cabildo abierto para decidir en un debate franco y abierto el lugar que ocuparían en el complejo escenario político abierto poco antes en Chuquisaca y ampliado en La Paz, Buenos Aires, Cochabamba y otras ciudades sudamericanas. Entre las opciones posibles eligieron la que 10 días antes, el 14 de septiembre, había señalado Cochabamba. Santa Cruz se sumó al proceso revolucionario y, al hacerlo, plantó un pilar fundamental de lo que luego sería la República de Bolivia.

Han transcurrido 212 años y es tanto lo que ha cambiado Santa Cruz —la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y el departamento todo— que en medio del despliegue de modernidad actual resulta muy difícil hallar las huellas del pasado. Sin embargo, hay también rasgos que poco o nada han cambiado con el transcurso de los años.

Uno de ellos es el de la facilidad con la que Santa Cruz acogió, siempre, a gentes de los más diversos orígenes. Y, en contrapartida, la facilidad con la que quienes eligieron sus llanuras para establecerse, asumieron la identidad y el compromiso con esa región. La Santa Cruz de hoy, cuyo impulso económico ya no se transmite solo al resto de Bolivia sino que ha trascendido nuestras fronteras, como puede verse en la Expocruz 2022, es la más elocuente prueba de ello.

Ese resultado no es casual. Es directa consecuencia de la manera como allá se encuentra, complementa y reproduce la vocación emprendedora de personas que, pasando por encima de sus diferencias, se unen en la búsqueda de la prosperidad individual y colectiva.

La manera relativamente fácil como Santa Cruz ha recorrido durante los últimos tiempos, desde los bordes de una guerra civil hasta las más armoniosas relaciones entre los que hasta hace poco parecían adversarios irreconciliables, es también una muestra de lo dicho.

Pero ese alentador panorama se oscurece hoy con el clima de confrontación entre sus representantes regionales y el Gobierno central, debido, fundamentalmente, a la fecha aún no definida del próximo Censo Nacional de Población y Vivienda.

Se trata, como lo dijimos hace unos días en este mismo espacio, de una pulseta en la que Santa Cruz se la juega prácticamente sola frente al centralismo de La Paz, ya que las demás regiones han optado por una postura casi de indiferencia frente a la controversia por la fecha del Censo.

No cabe ninguna duda de que la principal interesada en que el Censo se realice, si es posible el próximo domingo, es Santa Cruz por una cuestión netamente económica: la redistribución de los recursos fiscales. Lo ha dicho su comité impulsor del Censo: si el recuento poblacional se hace el 2024, se tendría que esperar los resultados hasta el año 2026, y el aumento de recursos para las atenciones a salud, educación, servicios básicos y caminos quedaría igualmente postergado.

Las demás regiones no tienen muchas expectativas en torno a los resultados de la gran encuesta nacional. Las que corran con mejor suerte no verán cambios, pero las demás, las que crecieron poco en los últimos años, corren el riesgo de, por lo menos, perder más escaños en un Parlamento que cada vez se hace más distante. En ese último grupo se encuentran Chuquisaca y Potosí.

Ese es el contexto en el que Santa Cruz está viviendo desde anoche una efeméride con división: por un lado está el Gobierno central, incluyendo a los que le hacen coro —como parece ser el caso del alcalde Jhonny Fernández— y por el otro la oposición, en la que están alineados el gobernador Luis Fernando Camacho y el Comité pro Santa Cruz.

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