Déjenme decirles que el eslogan de “Fancesa es de Chuquisaca” es un verdadero dislate, porque esa empresa es una execración de todas las clases políticas que en cada ciclo crearon burocracias gigantescas integradas por mecenas, familiares, amigos, hasta amantes de los políticos que llegaron a manejar la Alcaldía, la Gobernación y la Universidad.
Debajo de esta dosificada estructura de funcionarios que responden a diferentes lides políticas, imperan los caciques de grupo, que, con su uso y carisma, proveen una coartada moral, dirigiendo la manada a cualquier insensatez administrativa, como implementar una nueva línea de producción invirtiendo más de 200 millones de dólares justo cuando el boom del cemento se desplomó porque Itacamba copó el mercado cruceño, generando récord histórico de ventas con la inauguración de su planta de cemento en Yacuses, hecho que acontecía mientras en Fancesa aún se debatía dónde se implementaría la nueva línea de producción.
Al respecto, la historia que precede este hito constituye una verdadera antología de disparates, conflictos políticos que menoscabaron un hecho simple: El mejor lugar para implementar la nueva línea de producción no era Sucre ni Santa Cruz, sino Yacuses, porque si la lógica, que se defendió en su momento, es que la molienda de cemento debe estar instalada junto a los yacimientos de materia prima, Fancesa al igual que Itacamba tiene yacimientos de piedra caliza en Yacuses; pero como en Sucre somos amantes de esa fruslería de “Fancesa es de Chuquisaca”, si alguien planteaba “implementar la nueva línea de producción de Fancesa en Yacuses”, se lo comían vivo. ¿Quiénes? Los verdaderos dueños de la fábrica, llámense políticos de turno, dirigentes fabriles, transportistas, quienes abren y cierran la boca de acuerdo a su conveniencia.
La nueva línea de producción debió ser implementada antes o en el mismo plazo que lo hizo Itacamba, que inauguró su planta el 2017, porque en los dos años siguientes Fancesa hubiera recuperado su inversión; porque entre el 2018 y el 2019 Itacamba batió récord en ventas porque la ingente demanda fue generosa con todas las empresas, especialmente con las más competitivas; sin embargo, Fancesa recién inauguró este proyecto en abril del 2021 justo cuando la demanda del cemento se redujo de manera ostensible.
Hoy la realidad del mercado del cemento es tácita: la oferta alcanza a más de 8 millones de toneladas por año tomando en cuenta la capacidad de todas las fábricas (Soboce, Coboce, Itacamba, Fancesa, Ecebol), en tanto la demanda no supera los 4 millones de toneladas por año. Por consiguiente todas las cementeras están atravesando problemas de liquidez producto de estos indicadores, sumados a las consecuencias de la pandemia y la latente conflictividad social; sin embargo, la empresa que mantiene una disciplina estratégica a diferencia de las demás es Itacamba porque, producto de su ubicación en Yacuses, no solo sigue abasteciendo el mercado cruceño, transportando su producción mediante vía férrea, con una participación del 36,87%, sino que también vende cemento y clinker a la República de Brasil, y detenta el 16% del mercado nacional tomando en cuenta su presencia en Cochabamba, La Paz, El Alto, Beni y Tarija. Por tanto, la contracción de la demanda del cemento para Itacamba tiene el tamaño de una lagartija de balcón, en cambio para Fancesa, producto de los supernumerarios, fechorías administrativas, pasivos, emisión de bonos, créditos, etc., tiene la estatura del tiranosaurio Rex. Y de esto nadie quiere hablar; porque quien llega, y comienza a indagar sobre esta gangrena muda, los guardianes del silencio le hacen la vida imposible y terminan sometiéndolos al imperio de sus caprichos e intereses, moldeados sacramentalmente en una “conspiración del silencio”, donde yace una disforia ideológica y partidaria.