¿Sucre, a dónde vas?

Gastón Solares Ávila 11/11/2022
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El Censo, anunciado inicialmente para noviembre de este año y postergado sin una clara razón, se ha convertido en causa de conflicto nacional. El Gobierno aseguró reiteradamente que todo estaba dispuesto, para cambiar radicalmente después y asegurar que se requería con urgencia una postergación de dos años para llevar a cabo un “censo por consenso” que, para eslogan publicitario está muy bien porque rima, pero nada más.

Lo que se necesita es efectivamente un censo confiable para obtener un diagnóstico real, que permita planificar con éxito la administración de los recursos nacionales, pero eso es lo que ofreció el Gobierno mediante varios de sus funcionarios de alto nivel, empezando por el propio vocero presidencial. ¿Es que mintieron o existe alguna razón oculta imposible de develar?

Las cosas han llegado al extremo de paralizar el departamento más importante de Bolivia, que ha tenido apoyo nacional aunque no en la medida que se esperaba por la complejidad del tema. Santa Cruz ha recurrido a un cabildo y a un paro de actividades como consecuencia de la decisión de la ciudadanía cruceña, de los que han nacido y de los que han escogida la hermosa tierra oriental para vivir.

Pero para “contrarrestar” el daño económico que implica toda paralización, el Gobierno ha organizado un cerco trasladando gente de todas partes para bloquear el ingreso y la salida de productos, insólita medida que por supuesto no entienden ni los académicos ni los profanos, porque además se han prohibido exportaciones de varios productos so pretexto de garantizar el abastecimiento nacional, disposiciones carentes de toda racionalidad.

Por supuesto, todas las autoridades departamentales, nacionales, municipales, universitarias y cívicas han hecho conocer sus opiniones en entrevistas o simples declaraciones, pero Chuquisaca no ha tomado una decisión, no ha emitido una opinión que emane de un cambio serio de ideas. En síntesis, no sabemos  qué criterio apoyar. No tenemos opinión, no tenemos presencia, pareciera un problema ajeno, de otro  país o de otro mundo. Las pocas cosas que se han dicho son criterios no meditados que implican absoluto desconocimiento de la realidad de la ciudad y del departamento.

Nuestra Universidad fue siempre cuna de ideas y entre las razones que le dieron tanto prestigio se destaca aquella de orientar a la ciudadanía, no solo de la región sino de todo el país y del continente. Ahora se limita a apoyar el criterio gubernamental. La Alcaldía hace lo propio mediante su ejecutivo principal, que sorprende al afirmar que unos meses más o unos meses menos no significan nada y que mejor no conocer resultados que pudieran perjudicarnos; es decir, si uno está enfermo, es mejor no buscar un diagnóstico que permita recurrir a un adecuado tratamiento. La Central Obrera apoya a ambos bandos, o censura a ambos y el comité cívico, así en minúscula porque hay tres, no tiene autoridad de representación. En síntesis, no hay que exigir un censo, ni antes, ni después, no nos interesa mucho, ni poco, sino todo lo contrario, eso es lo que se puede deducir de nuestra tragedia regional.

Por Dios, recuperemos nuestra identidad, nuestra dignidad, hagamos conocer nuestro criterio y ocupémonos de los problemas regionales y nacionales, analizándolos con racionalidad y objetividad. Vivimos en la Capital Constitucional de la República, luchemos contra ese marasmo colectivo que se ha apoderado de los chuquisaqueños liberándonos del servilismo partidario que tanto convoca hipócritamente a la unidad.

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