Si el Cabildo del 30 de septiembre fue numeroso, este lo superó. Las previsiones sobre lo que podía ocurrir eran preocupantes por la jornada violenta del viernes 11 y por las declaraciones del propio presidente Arce, que había advertido con defenderse en las calles ante las movilizaciones por el Censo...
De repente, nada extremo sucedió y las 72 horas de plazos para volver definitivamente a la normalidad tienen que ver con acciones imprescindibles que demuestren la voluntad de pacificar al país liberando a los 20 detenidos políticos.
Unido al compromiso del Presidente de que la información del Censo será entregada en septiembre del año 2024 y que la información al Órgano Electoral Plurinacional lo será en diciembre del 2024, surge la demanda de que las medidas adquieran carácter de ley frente a las dudas y desconfianzas sembradas por el Gobierno nacional y el INE. Sin embargo, nada fuera de un escenario democrático que usa sus instrumentos para resolver conflictos.
Pero hay algo más grande que ha producido el Cabildo y es plantear en democracia el debate de un sistema de Estado que castiga a los departamentos privándolos de recursos reales para ser administrados desde el territorio por quienes tienen mayor pobreza relativa (Chuquisaca, Oruro y Potosí) y, por otro lado, limita la iniciativa y la capacidad productiva de quienes no se someten a los mandatos partidarios del Gobierno central (Santa Cruz, Tarija, Beni). Se ha pronunciado la palabra Federal para que, entre todos, definamos sus características.
Santa Cruz ha dado un paso, desconcertando a muchos. Parece que el Proyecto Bolivia-Memorándum 1904 va en serio. Habrá que continuar haciendo el trabajo entre los incrédulos y violentos de todos lados porque tenemos una agenda muy grande. El primer punto, el conocernos para superar prejuicios y susceptibilidades que nacen de la ignorancia del otro. Hay cargas raciales de por medio y conductas discriminatorias acompañadas de una condición de violencia latente que espera pretextos para reventar. En todo caso, el proceso migratorio tan fuerte que vivimos está haciendo que el contacto entre todos vaya permeando y modificando conductas y actitudes. No será fácil y habrá que reconocer que no está exento de acciones intencionadas que buscan rupturas.
He recordado el Memorándum de 1904, planteado por la Sociedad Geográfica e Histórica de Santa Cruz, porque sintetiza los componentes de un proyecto nacional que ha esperado 118 años para ser conocido y puesto en valor a nivel nacional. En clave de desarrollo, el Memorándum plantea la necesidad de conocer las capacidades reales de producción del territorio, la imprescindible integración territorial de Bolivia y el reto de comprender las exigencias de los mercados de ultramar llegando a ellos por los caminos de la Cuenca del Plata. Ajustando cifras y volúmenes, la agenda, hoy, es la misma.
Sin negar la dificultad que significa el cambio de matriz productiva y de desarrollo que tiene en el departamento de Santa Cruz su referente, existe la interpelación a una forma de gobernar exclusivamente andina que alienta estos desencuentros y que nos ha llevado de manera irresponsable a los extremos de confrontación por la suspensión del Censo el 16 de noviembre del año 2022, cuyas consecuencias son las que estamos viviendo.
Sin embargo, el domingo 13 de noviembre se ha dado un paso fundamental para empezar a enfrentar maduramente las diferencias. No será fácil, pero ya se ha iniciado.