La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha trazado un “identikit” del futuro de nuestra salud. Dentro de 25 años, aproximadamente, cuando la población mundial llegue, aproximadamante, a los 9.000 millones de habitantes, la mortalidad infantil bajará del 50% y, esta es la mejor noticia. Otra noticia buena es que la vida “media” de la población aumentará en todo el globo.
Junto a las buenas noticias hay tambien las malas: en las regiones donde la renta per cápita es baja, aumentarán las enfermedades infecciosas como el sida, mientras que en los países “ricos” será el incremento de la esperanza de vida el que creará los mayores problemas.
Estos informes están contenidos en el “World Health Report” y en datos proporcionados por el Banco Mundial sobre el crecimiento económico, mientras que la revista Plos Medicine tuvo en cuenta los datos demográficos y de capacidad en las distintas áreas del mundo para poner en conocimiento de la humanidad los descubrimientos de la medicina que en los próximos diez años podrían modificar el destino de los enfermos.
En los países de rentas elevadas, los resultados muestran una disminución de las enfermedades infecciosas por las nuevas vacunas, terapias y las mejores reglas higiénicas. El reverso de la medalla está representado por el aumento de la “vida media”, que incidirá en las patologías por las cuales la edad representa uno de los principales factores de riesgo, como el “morbo de Alzheimer”, que se difundirá en todas las regiones del mundo.
Las enfermedades cardiovasculares, como el ictus o el infarto, están clasificadas como una de las principales causas de muerte, seguidas por los tumores, la diabetes y el enfisema, que son responsables de casi el 10% de los decesos. Pero, para complicar la existencia dentro de 25 años, la mayor incidencia de enfermedades que comprometen la calidad de vida, sin tener un éxito necesariamente letal, está en la demencia senil, el alcoholismo, la sordera y la artritis. También la depresión aumentará de modo significativo en casi todas las regiones del globo.
Resumiendo, se podrá decir que las enfermedades dominantes en el futuro próximo serán las crónicas no transmisibles, sobre todo en las regiones de renta media. El informe bastante detallado de la OMS registra la disminución de la mortalidad por enfermedades transmisibles por contagio, como la tuberculosis o la malaria, y la propagación de la epidemia del sida. Siete millones de muertos provocará el virus VIH cada año en el mundo.
Los datos positivos dicen que en 2025, el 80% de los enfermos podrá curarse con medicinas antivirales.
Para entonces, estas curas serán accesibles también en los países pobres, porque la propiedad intelectual de muchas casas farmacéuticas han caducado exactamente en 2012.
Menos optimismistas son las previsiones sobre las vacunas que se están experimentando para curar la malaria y la tuberculosis. Para la malaria, el problema está en el nuevo tipo de urbanización y el calentamiento global, que crean nuevos ambientes adaptos para la aparición de los mosquitos que transmiten el microrganismo responsable de la enfermedad. Para la tuberculosis, se están creando ascendencias resistentes a las medicinas, especialmente en los países de la exURSS, a causa del colapso de los sistemas sanitarios.
Las previsiones publicadas en la revista Plos Medicine tienen la intención de ser una guía para actuar con las medidas necesarias y prevenir las enfermedades del futuro.
Mucho se puede hacer aplicando políticas aptas para limitar el uso del tabaco, el abuso del alcohol y para prevenir la obesidad con el ejercicio fisico y la dieta alimentaria.
* Es corresponsal en Italia.