Dinosaurios al rescate

Diana L. González Ossio 04/01/2023
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Charly, el de los bigotes, el del piano arrebatado… Sí, efectivamente el trasnochado divo de Sui Géneris cantó hace mucho con su voz ronca y desgastada que… “los amigos pueden desaparecer”, “los muchachos del barrio pueden desaparecer”…, “la que amas puede desaparecer” “los periódicos pueden desaparecer”… “pero los dinosaurios… ¿no?” Y claro, la canción más de una década atrás sugirió que se trataba de una alusión al peronismo; al populismo traído y llevado por los miles de desempleados de la Argentina que consiguen “laburo” de tres meses en cualquier espacio de trabajo y luego se tienden a tomar la siesta pagada por el bono de desempleo mirando televisión.

Acá, los dinosaurios traslucen hoy un mensaje diferente: hacen alusión al turismo salvaguardado desde esta gestión por la Gobernación de Chuquisaca. ¿La economía naranja? ¿Cómo es esto? Y claro, se preguntan como muchos ciudadanos… ¿qué cuernos hacen los dinosaurios custodiando la Plaza Mayor nuestra justo en época de Navidad? 

Charly diría que se ven bonitos y que además son un símbolo de que la cosa no cambia desde la fundación de la República y que seguimos y seguiremos viviendo de nuestros logros añejos y nuestro prestigio tan vetusto como ajado e inoperante, pero el bigotudo no sabe que detrás de la manga tenemos un naipe.

¿Qué? ¿Chuquisaca tiene una galera mágica que produce con el Abracadabra en vez de conejos, dinosaurios de la suerte?

No, no es para tanto Charly García. Solo es simple, se trata de la Economía Naranja. 

Sucede que el turismo, que es una vía de desarrollo efectivo en el mundo, al parecer, recién hizo huella en estos suelos no hace mucho. Y se necesitó en realidad mirar y entender las huellas de estos habitantes anteriores para darnos cuenta de que podemos venderlas. 

Cierto, efectivamente el Parque Cretácico de Sucre se ha constituido hoy en una de las mayores atracciones para el turista y Klaus Shütt desde el más allá y Roxana Acosta, vigía hoy de la que fue su obra, sueñan con que los dinosaurios muestren una guía efectiva de desarrollo en estos lares tan rezagados, pero no es tan fácil. 

Justo a mediados de año, aquí y en una reunión, se abre una brecha y ahí aparecen expertos paleontólogos no solo de Bolivia, sino internacionales y de fama y envergadura. Omar Medina y Pastor Saenz, junto a la Secretaría de Turismo de la Gobernación hacen el lobby respectivo, y una Mancomunidad entre Chuquisaca, Cochabamba, Tarija y Santa Cruz prospera enrumbando a los dinosaurios consabidos a una “Ruta Internacional de los Dinosaurios”. 

¿Cuánto puede el turismo hincar el diente en una región que le teme hasta al censo para graficar su pobreza? Presumiblemente el Gobernador tuvo insomnio las más de las veces, hasta que al fin un proyecto de desarrollo naranja surgió junto a la Cooperación Española que, pese a las condiciones “anticolonialistas” del Gobierno central, trajo a Andrés Zaratti para proyectar elementos salvadores en turismo. Zaratti es un paceño de experiencia y análisis que miró con ojos avizores lo que tenemos: una ciudad patrimonial con elementos exquisitos en parque y plazas y arquitectura republicana, con servicios de hotelería sin iguales, con cafés y restaurantes preciosos; con museos de calidad e iglesias que conservan su identidad. Un pueblo que es capital pero que se conduce como aldea.

¿Qué? ¡Pero si somos capital de Bolivia!

Luego del análisis en diversos talleres y reuniones al parecer se generaron conclusiones. Una, la necesidad de una plataforma con todos los actores que pudiesen generar turismo y que finalmente consoliden una política pública regional de turismo. Otra y probablemente la más importante: un presupuesto adecuado que pueda sustentar todos estas necesidades. Y sin duda entre lo propuesto por el consultor Zaratti surge el tema de la “Ruta de los Dinosaurios”.

Charly García no vio por supuesto las grandes posibilidades del Parque Cretácico y las huellas y de todo lo que se puede crear en torno a ellas. No estuvo en Toro Toro, no llegó a Maragua. 

No, no se conectó con una capital que aunque parezca aldea no lo es. 

Sucre es una capital y lo es además del Bicentenario, que es una oportunidad de viabilizar con su Ley, un desarrollo eficaz y más allá de un presupuesto que el centralismo no permite, está todo lo que se puede gestionar con lo que se tiene; es decir, hacer turismo nosotros: amando lo que vamos a mostrar.

Y sí, Charly, te lo repetimos hoy. En verdad los dinosaurios no pueden desaparecer, al menos no de Sucre. 

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