Atención: Queridos lectores, por favor, abróchense los cinturones que esta columna va a despegar rumbo al 2023. Empresarios, políticos y analistas, de diferentes áreas, han coincidido que este año será difícil, sobre todo, aunque no exclusivamente, por las turbulencias políticas que se avecinan. Por lo tanto, con su venia, y mi agradecimiento eterno por su lealtad lectora, me permito presentar el plan de vuelo o agenda de trabajo para este año. Tengo el desafío de escribir, aproximadamente, 44 columnas. Todos los santos domingos.
Partamos por la política y sus narrativas. Ni bien termina el primer mes del año, la polarización social se agudizó, y el crispamiento político aumentó, con las decesiones de los cabildos regionales, por ejemplo. A esto habrá que sumar la agudización de los conflictos al interior del Movimiento Al Socialismo (MAS). Todos estos fenómenos tendrán un impacto decisivo sobre la situación económica de Bolivia. Conflicto, incertidumbre y miedo condicionan las decesiones de negocios, inversión o calidad de la política pública.
Uno de los desafíos más importantes de los próximos años es la construcción de un imaginario de desarrollo económico y social alternativo al actual. El Gobierno ha declarado el “Fin de la Historia”. El modelo actual sería lo mejor que le ha pasado a Bolivia y la humanidad. Por lo tanto, solo resta seguir la luz del proceso de cambio y políticas públicas. El Nirvana está cerca. Todo el que se atreva a pensar o proponer algo diferente es un hereje. Pues, desde esta columna combatiremos el pensamiento único en económica sin medida ni clemencia. Desde el horizonte de la esperanza contribuiremos con varias columnas para mostrar que hay alternativas al modelo extractivista, rentita, comerciante y centralista. En realidad, a rigor este, está en decadencia.
El principal síntoma del declive del modelo económico en curso tiene que ver con la crisis en el sector gas natural. La reducción de la producción, la caída en las exportaciones y, consecuentemente, la reducción de ingresos tributarios, que provenían de ese sector, se profundizará a lo largo del 2023. El oxígeno, que da vida al modelo, escaseará. Además, frente al languidecimiento del extractivismo está el desafío de desmotar las ideas de iglesia de los santos de los últimos recursos naturales. Porque ahora, frente al fin de ciclo del gas, ya han sacado a relucir los nuevos milagreros. Han anunciado el descubrimiento de una reserva de plata, que sería más grande que el cerro mítico cerro de Potosí. Por otra parte, anuncian la segunda vendida del salvador: el Litio de la mano de los chinos. Tranquilos, hermanos y compañeros, la mamita tierra no se olvida de nosotros.
Ambos casos refuerzan la lógica del rentismo y el extractivismo depredador del medio ambiente. Dedicaremos varias columnas a hablar nuevamente de la maldición de los recursos naturales y las alternativas para superarlo. Es decir, como conectar la última frontera de la minería con la cuarta revolución industrial. En particular, los desafíos de la transformación digital de empresas, instituciones, gobierno y personas.
Asociado al anterior, urge introducir en debate nacional el tema de la productividad en la economía boliviana, tanto en el sector público como privado. Como eje detonador de todo lo anterior, se requiere un profundo debate sobre el sistema educativo. Bolivia y el mundo han sufrido un apagón educativo a causa del covid-19; en nuestro caso el tema se complica si, encima de la crisis del sector, tenemos adoctrinamiento ideológico en la educación. Recordemos que, en la actualidad, las ideas son el motor del desarrollo. El deterioro del capital humano corta los puentes con el futuro. Varias entregas dominicales serán dedicadas a estos temas. A este desafío le dedicaremos varios artículos.
Siguiendo una perspectiva más de corto plazo, la crisis fiscal nos acompañará a largo de todo el año. Cómo gestionar el déficit público será una pregunta frecuente en nuestros análisis, por supuesto, en la línea de cortar gastos superfluos, pero también de ampliar la base tributaria. Machacaremos que los nuevos ricos de Bolivia (cooperativistas mineros, comerciantes grandes y cocaleros) creados por el proceso de cambio paguen más impuestos.
Asociado a la salud fiscal también se requiere hablar de la sostenibilidad financiera del Estado y los límites que existen en la deuda total del Gobierno (interna y externa) y hasta cuándo y cuánto más puede perder reservas internacionales el Banco Central de Bolivia. Este tema está asociado a la suerte que correrá el sistema de tipo de cambio fijo, vigente en Bolivia. Le dedicaremos varias notas a este peludo asunto. En una perspectiva prospectiva, la recuperación de reservas internacionales se ha convertido en la principal política monetaria del país. El Gobierno tendrá que hacer esfuerzos significativos para recomponerlas. Ciertamente, esta es una agenda parcial de temas. La coyuntura veloz de economía aportará otros. En todo caso, seguiremos en la trinchera de lucha de ideas dominical ayudando a construir una sociedad más democrática, productiva e inclusiva.