Hora cívica

Monica Briançon Messinger 31/01/2023
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Querido padre de familia: Este miércoles 1 de febrero empiezan las clases y deseo que me ayudes en mi trabajo. Soy profesor de colegio y tenemos que hablar. Quiero que sepas muchas cosas que no sabes. Te cuento la primera. No solo soy profesor, soy además psicólogo y publicista. Me toca ser publicista porque resulta que debo convencer a los jóvenes sobre ciertos hechos “históricos” de Bolivia, a título de despertar su espíritu crítico. Algo que les falta a quienes escribieron los nuevos contenidos educativos escolares bolivianos.

Segunda. ¿Alguna vez te has preguntado cuánto gano yo, por todo el trabajo que hago? No solo por las horas presenciales de clase, que son las únicas que me pagan. No me pagan por preparar el material que uso, por calificar exámenes y poner notas, crear contenidos, asistir a reuniones y todo lo que tenga que ver con la burocracia del Ministerio de Educación y el Seduca. ¿Tú lo harías por el mismo salario que lo hago yo?

Tercera. Seguramente has escuchado la polémica sobre la nueva malla curricular. Adivina quién la tiene que implementar. Sí, yo otra vez.

Tengo que inventarme materiales para robótica, tableros para ajedrez y tener la conversación que tú no quieres tener con tus hijos. Decirles que no venimos de París, sino que vamos a hablar de las cosas como son. No te estoy reemplazando. Te estoy pidiendo que me ayudes y que colaboremos en la educación de tus hijos. Se supone que educar es liberar, es abrir la mente y hacer brillar el espíritu creativo. Transformar. Descubrir el potencial que tienen, para transformar y mejorar la sociedad. No para repetir consignas, para amarrar huatos o aspirar a ser funcionario público, o perpetuar la dependencia de Bolivia con los hidrocarburos.

Luego de 15 años de “revolución educativa”, ya hemos visto su primer resultado. No es el mejor. Los bachilleres, en el supuesto caso de que todos hayan terminado el ciclo escolar, no saben leer, menos escribir. Hoy, muchos son repartidores de comida, contrabandistas de productos argentinos o funcionarios públicos que fueron premiados con un carguito porque sobresalieron como dirigentes bocones.

Vivimos en un estado de anomia social y de falta de interés por transformar, por descubrir y por evitar la repetición.

Por eso te pido que me ayudes en esta tarea para que pienses: ¿qué esperas de la educación?

Verás: educar es como sembrar árboles. Siembras hoy, pero en diez años verás los resultados. Lo importante no es el uniforme, la hora cívica, el bailecito o las fotos que les tomarás el primer día de clases, sino es el tipo de ciudadano que estamos formando para mañana. Si hoy te quejas del país, piensa quiénes fueron sus profesores ayer. Ayúdame a que hagamos juntos, tú y yo, los mejores ciudadanos del mañana.

* Es periodista.

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