En algunos artículos anteriores se informó sobre los intentos de la Cámara de Industria y Comercio por perfilar una estrategia de desarrollo para Chuquisaca, documento que se presentó con un toque optimista al titularlo “El futuro ha empezado. Prioridades del departamento de Chuquisaca”. La propuesta sirve para reiniciar un debate que estaba abandonado.
Después de leer el documento tengo algunos comentarios que me parecen pertinentes porque pienso que el desarrollo no termina con un documento, sino más bien es el inicio de un proceso, que siempre debe ajustarse. A saber:
Más que una estrategia es una declaración de intenciones que repite varias de las propuestas del Plan Chuquisaca 2010 y algunas pocas nuevas: Lo que muestra que en Chuquisaca persisten los mismos problemas y no han avanzado mucho las soluciones, con lo cual se demuestra que Chuquisaca no sale de su estancamiento.
La propuesta de la Cainco pretende responder a esta situación de base con un paquete de prioridades que parecen más resultado de una lluvia de ideas, cuya intención es: recuperar y potenciar las vocaciones tradicionales de sus territorios, principalmente, del centro urbano Sucre, con algunas ideas recogidas de sus vocaciones: tradición secular, la especialización en la educación superior, los servicios de especialidad médica, el turismo y en el área rural, la producción e industria agrícola.
Todo esto, adornado con el uso de adjetivaciones superlativas, como: Hacer de Sucre “La ciudad del conocimiento”, “ciudad del futuro”, “nodo de comunicaciones del continente”. Títulos vacuos, si descansan en una argumentación subjetiva como: “la hermosura de la ciudad, su habitabilidad, un enhebrado social templado, como su clima…”.
Considero que una de las debilidades de esta propuesta es la ausencia de cálculo económico: (beneficio-costo y costo de oportunidad) para pasar por el tamiz una cantidad de planteamientos, a cuál más ambiciosos, partiendo de la base de la “escasez de recursos”, que es el parámetro que debería mandar para priorizar las actividades motoras o de arrastre.
En segundo lugar, el problema en Chuquisaca no radica en la falta de ideas. En Sucre, sobran. El problema es la falta de un empresariado extendido en la sociedad y de capital para invertir.
La experiencia pasada está estrechamente ligada al fracaso de la planificación del desarrollo, no por la falta de planteamientos o de rigor técnico, sino, fundamentalmente, por la falta de una institucionalidad adecuada para abrir las compuertas de la energía y la creatividad emprendedora para aprovechar el capital semilla plantado por el sector público.
Las sociedades ricas de industrialización tardía, como Japón, Alemania, últimamente Corea, Vietman y otras, llegaron al sitial en el que están porque se reunieron a planificar notables, sabios y gobernantes. Están ahí gracias a un proceso de evolución de creación de iniciativas y destrucción de muchas de ellas por las fuerzas del mercado.
Por tanto, en Chuquisaca no necesitamos más documentos propiciados desde el Estado para indicar qué se produce y qué no. El capitalismo burocrático no puede reemplazar la capacidad, la intuición y el sentido de alerta del empresario. De esto tenemos experiencia reciente con las inversiones realizadas por el MAS (por ejemplo, la fábrica de vidrios) y, anteriomente, con las Corporaciones de Desarrollo, pues funcionan relativamente bien mientras los recursos fluyen desde el Estado. El problema es cuando salen de su manto protector.
Por tanto, no se puede pensar en desarrollo como fenómeno creador de riqueza sin crear las condiciones para que surja el actor principal: el empresario, que no surgirá sin una sociedad que adopte las bases de la civilización capitalista moderna, es decir: disminuir la presencia del Estado, organizaciones inclusivas, propiedad privada segura, competencia libre. Todo ello con una mayor cooperación social surgida de la división del trabajo.
Ahora bien: Todo lo mencionado, trasladado a la situación concreta de Chuquisaca, se traduce en configurar mecanismos políticos y económicos para estimular la emergencia empresarial. A saber:
- Luchar por una pluralidad cultural amplia mediante el debate, medios de comunicación alternativos para superar la cosmovisión aldeana y “victimista”.
- Reformar la Universidad para impulsar la libertad de cátedra, la libre currícula en colegios de convenio y una mayor autonomía en los centros de educación pública.
- Abrir a la competencia los monopolios públicos sobre servicios usando régimen de concesiones, patronatos para administrar empresas servicios públicos y el patrimonio arquitectónico y natural.
- Reformar la ley y los procedimientos de evicción del capital mueble para facilitar el crédito y la reinversión productiva.
En lo nacional:
- Luchar por un Estado libre, por una república con Estado de Derecho, que es la base para volcar los recursos a las regiones a partir de modificar la Constitución para abrir la ley de inversiones a la inversión extranjera directa en rubros no tradicionales como la agropecuaria, el turismo, etc., etc.
- Modificar la ley de tierras, de modo que exista un mecanismo trasparente de libre compra y venta con la idea de superar el minifundio en los valles de Chuquisaca.
- Crear condiciones en la ley de protección del medio ambiente, para impulsar la forestación, el cuidado de áreas de reserva, el uso de las tierras de propiedad colectiva y, también, la contaminación producida por la urbanización acelerada.
- Crear mecanismo financieros para colocar recursos de inversión en un fondo de desarrollo regional, para redistribuir recursos para la inversión.
Son propuestas que servirán como marco orientador para resolver problemas acuciantes, como por ejemplo la crisis estructural de Fancesa y de Elapas, la concesión de la gestión de la basura, la inmovilidad de la Universidad, la conservación del patrimonio arquitectónico y natural, en pos de crear las condiciones para el surgimiento de empresas sostenibles para la creación de riqueza en Chuquisaca.