Asesores

Gastón Solares Ávila 17/02/2023
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Los asesores son profesionales que aconsejan, dan información y orientan a los asesorados. Su labor es extraordinariamente importante, pero no solamente la del que asesora, sino también la del asesorado.

Nadie está obligado a saber de todo; hay cuestiones específicas que requieren, además de estudios, experiencia en los campos en los que sus servicios han sido solicitados. Por otra parte, hay que tener en cuenta que hay dos clases de asesores: los que cumplen su función profesional y éticamente y los que alaban a los que los han contratado diciéndoles lo que les gusta oír y no lo que deberían hacer.

Después de estas aclaraciones, necesarias por cierto, conviene sugerir la conveniencia de que nuestras autoridades contraten asesores de primer nivel para ejercer bien su función, cuidando su prestigio y el de las instituciones a su cargo. Por ejemplo, no se debería anunciar un concurso para componer un himno a Sucre, si este ya existe. Si se tiene la buena idea de rendir homenaje a un ilustre personaje, como Eduardo Berdecio –compositor precisamente de nuestro himno y de muchos otros y fundador de la Filarmónica Sucre–, hay que hacerlo bien. La estatuilla, en el sentido de escultura de pequeño formato, erigida en su honor en la calle que lleva su nombre, es una vergüenza, no por la calidad del busto propiamente, que seguramente es lo que permitía el presupuesto, sino por el tamaño y especialmente por el pobre pedestal de cemento que ya está deteriorado, además de mal ubicado. ¡Qué contraste con lo que hicieron en el pasado y que constituye un orgullo para nuestra hermosa plaza central donde están inmortalizados el Gran Mariscal de Ayacucho, Bernardo Monteagudo y últimamente Jaime de ZudÁñez! Por supuesto que hay distancias y muy grandes entre personajes, pero si se hace un homenaje, hay que hacerlo bien y dignamente porque si no, es mejor no hacerlo.

Hubo un alcalde, hacia el año 1975, el del Sesquicentenario, su nombre: Salvador Sánchez Vargas, recordado por la ciudadanía. El mercado minorista lleva con justicia su nombre. En esta época de Carnaval es bueno recordarlo porque jugaba, después de ser alcalde, en la famosa comparsa “Los malparados”. Las vendedoras lo detenían en las calles y le envolvían el cuello con serpentinas, como demostración de afecto. Después de su mandato abrió una vidriería y se dedicó a esa actividad privada. Fue alcalde de un gobierno de facto; no había Concejo, pero nombró tres asesores. En historia a un ilustre ciudadano, en protocolo a una digna dama que después fue alcaldesa también y en economía a un joven pero inquieto profesional. Preparó la ciudad para ese inolvidable 6 de Agosto de 1975. Sucre se vistió de blanco, se iluminaron los monumentos, se llenaron los hoteles con huéspedes ilustres y, como no había alojamiento suficiente, la gente abrió sus casas en una bella época en la que no se violaban las normas de patrimonio, en la que autoridades y sociedad civil compartían problemas y soluciones. Una cena en el Palacio de Gobierno (Prefectura) fue el broche de oro al final de la celebración, así como una amigable verbena en nuestro Parque Bolívar. Fue el resultado de un trabajo de equipo, el único efectivo, resultante del esfuerzo de autoridades y asesores.

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