Carnaval: El recuento de los daños

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 23/02/2023
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El consumo de alcohol es, lamentablemente, indisoluble a los carnavales en buena parte del mundo, pero en Bolivia tiene características bastante particulares. Lo sabemos y, sin embargo, pareciera una batalla perdida; por eso, prácticamente no hay acciones, ni públicas ni privadas, tendientes a revertir este estado de cosas.

El problema está en la educación, en la falta de conciencia respecto a la cantidad de bebida que se consume, básicamente. Ahí está la cuestión ahora: en trabajar sobre los excesos.

Un colegio privado organizó una salida de estudiantes de prepromoción para el sábado de Carnaval, cuando la ciudad de Sucre todavía no era un basurero público ni sus calles estaban todavía empapadas de un río de agua y orines. En este caso, un grupo de padres de familia hizo una reflexión previa a los adolescentes participantes (alrededor de 60) acerca del cuidado de cada uno —sobre todo de las mujeres— y del prestigio de la propia institución educativa.

He ahí un ejemplo de trabajo en materia de educación con gente joven, en la que todavía podemos depositar nuestras esperanzas de un cambio en el futuro.

También es menester destacar al esmero de padres y madres a la hora de disfrazar a sus hijos y hacerlos participar del Corso Infantil del domingo, antes del Carnaval Grande. Lamentablemente, son cada vez menos porque en el trayecto es evidente el maltrato a los pequeños disfrazados, pues estos reciben globazos y es casi nula la intervención de policías y guardias municipales en esos casos.

Otros ejemplos son los de comparsas familiares que, rescatando el valor ancestral de los sicuris, aprovecharon el buen tiempo del lunes para salir, sin necesidad de consumir bebidas alcohólicas (al menos en exceso), con alegría por las calles. Ojalá estas muestras de un carnaval menos dañino prevalecieran los próximos años.

En Sucre, afortunadamente, hay instituciones, autoridades y personas particulares que defienden a capa y espada el vistoso Carnaval de Antaño. Hay que cuidarlo siempre, sin escatimar en esfuerzos, porque los beneficios de tener un carnaval sano y que rescate la esencia de los valores de los antepasados llegan a las familias y a la economía en general. Para esto son necesarios los incentivos, el compromiso de todas las partes involucradas.

La Policía y la Alcaldía, coincidentemente, han evaluado el Carnaval sucrense como “tranquilo”. Durante estos días se vio un importante número de efectivos policiales destacados en la plaza 25 de Mayo, incluso algunos siguiendo a comparsas. Es interesante notar también cómo se ha ido volviendo una costumbre que los grupos contraten sus propios guardias de seguridad privada.

Pero, hay que reconocer que, sobre todo desde el domingo y hasta el martes, todo se desmadró. Principalmente entre el domingo y el lunes. La desmedida ingesta de alcohol derivó en peleas o, como la que se vio reflejada en un video que los usuarios de las redes sociales de CORREO DEL SUR pudieron observar, hasta en batallas campales entre bandas (más que comparsas). Tristemente, no es el primer carnaval en el que se muestra una mala imagen de la capital del país…

Por esto último, amerita trabajar más seriamente en la prevención de los actos de violencia que tienen en el consumo de alcohol una fuente principal a la hora de desatarse.

Por lo descrito a un principio, los casos señalados se reproducen en todas las ciudades del país: no solamente se dan en Sucre y —unos más, otros menos— todos alguna vez hemos asistido o visto por internet escenas descalificadoras como la antes descrita.

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