El lenguaje de las sillas

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 28/02/2023
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Y... otra vez una silla... Ahora ocurrió en Cala Cala, una comunidad del norte potosino donde se desarrollaba el Festival de la Qhonqhota. La persona que protagonizó el hecho afirma que esta era una actividad cultural organizada por la Alcaldía de Uncía a la que no se había invitado al expresidente Evo Morales, pero él se apareció, aparentemente sin previo aviso, acompañado de decenas de militantes que portaban banderas del Movimiento Al Socialismo (MAS). El hombre —que es un funcionario municipal— dijo que, después de haber retirado la silla a Morales, en señal de protesta por su presencia, fue agredido por sus acompañantes.

La prueba de lo ocurrido en Cala Cala es un video que se ha viralizado en las últimas horas. Allí se puede ver que, en efecto, al lugar donde se armó la testera llegó un grupo portando banderas del MAS y Morales estaba entre ellos. Quien le quitó la silla es Martín Choque Condori, encargado de Culturas de la Alcaldía de Uncía, quien asegura que, tras lo sucedido, fue golpeado al extremo de que tuvo que recibir asistencia médica para curar sus heridas.

Aunque el video se sigue reproduciendo en las redes sociales, no llama la atención tanto el hecho como la reacción de los acompañantes de Morales, quien es además jefe nacional del partido oficialista. Puesto que estaban con él, y llevaban banderas del MAS, es obvio que se trataba de adictos a ese partido aunque, en este punto, es necesario remarcar en una salvedad.

Va quedando más que claro que al MAS no se lo puede juzgar como a un solo colectivo, puesto que en su interior existen pugnas que sus dirigentes no se han preocupado en esconder: hay un ala radical, al que se denomina “evista”, porque se la vincula al expresidente, mientras que en el otro bando está el denominado “renovador” o “arcista”, debido a que sigue los lineamientos del actual presidente y exige cambios, por ejemplo, dar paso a nuevos liderazgos.

El incidente de este jueves en el norte potosino fue protagonizado por el ala “evista” que, como se ha visto a lo largo del gobierno de Morales, se caracteriza por recurrir constantemente a la violencia, pese a que tiene varias alternativas de reacción. Cuantitativamente, el MAS es la organización política más grande del país y su estatuto es el que rige, o debería regir, la conducta de sus militantes. En él se puede encontrar principios como el pluralismo, la democracia interna, la unidad y solidaridad, pero el bando que mantiene el liderazgo de Evo no los toma en cuenta y recurre a menudo a las imposiciones o, si no, directamente a las agresiones, como pudo constatarlo Choque Condori.

Eso explica todos los episodios sucedidos desde que Evo Morales dejó de ser presidente. Se debe recordar, por ejemplo, que en diciembre de 2020 estalló una confrontación entre adherentes al MAS que estaba reunida en Lauca Ñ que, dicho sea de paso, es uno de los bastiones del exgobernante. Allí también volaron sillas porque, al parecer, existen sectores del partido que no se hacen entender con palabras, sino con silletazos.

Ahora no se arrojó una silla, sino que se la retiró. Como parte de la reacción desproporcionada de miembros del ala “evista”, legisladores del MAS salieron a hacer declaraciones señalando que Choque no pertenece a ese partido, sino a Alianza Social (AS). Y dijeron que fue funcionario en el gobierno de Jeanine Áñez. Como dato ilustrativo, AS es la agrupación ciudadana de René Joaquino, que fue senador por el MAS.

El problema que tiene el evismo es que, haciendo honor a su nombre, lo hace todo a la sombra de su líder Morales. Ha llegado al extremo de personalizar a su partido incluyendo en su estatuto, como principio número 15, el “liderazgo nato”, que es interpretado como el respeto al “hermano Evo Morales por los grandes logros, avances y saltos cualitativos que realizó a nivel nacional”.

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