Definitivamente, está confirmado el hecho de que mientras más se tarda en tomar medidas adecuadas e implementarlas, la gravedad de los problemas aumenta y las soluciones se dificultan o se vuelven imposibles. Por eso es que en consultas populares, los ciudadanos votan por el candidato que creen más capaz o por el que ofrece soluciones oportunas.
Hay varios ejemplos pero uno claro es el de los perros callejeros, cuyo número aumenta día a día, sin que se haya tomado una sola medida efectiva que le devuelva a Sucre su tradicional limpieza y la seguridad que requiere ofrecer una ciudad turística. La Sociedad Protectora de Animales y la gente que ama a los leales compañeros del hombre deben comprender que no se puede defender su sobrevivencia sin darles por lo menos agua y comida. Se dice que hasta los perros son pobres en Bolivia y, eso tiene mucho de verdad. Es frecuente ver no solamente en las ciudades, sino en las carreteras, muchos canes esperando que los pasajeros les dejen al pasar algo de comer. Triste espectáculo y triste realidad.
Debería ser prioritario crear las condiciones para iniciar una batida radical, otorgando plazos para que los propietarios los recojan previa firma de serios compromisos, pues se ha comprobado que gran cantidad de los vagabundos tienen dueño y que los sueltan para que cada uno busque su comida. Por esa razón, gente amante de estos animales deja en la puerta de sus casas comida y agua, lo que dice muy bien de los sentimientos humanos, pero al mismo tiempo se deja en lamentable estado las aceras, que solamente se lavan cuando llueve.
No es una solución fácil porque el fracaso de las acciones iniciales tendría que dar lugar a medidas más duras, si acaso fallan los primeros esfuerzos. Un registro con identificación de cada animal devuelto es imprescindible. Es preferible saberlos sin vida que muertos de hambre.
Como en todo, se precisan recursos, ambiente adecuado para alojar a los perros temporalmente, personal para reclutarlos, alimentarlos, registrarlos, etc., pero lo primero que se requiere es decisión de modificar el estado actual porque Sucre merece mejorar su imagen, los animales mejor trato y todos mayor seguridad e higiene para transitar libremente las calles.
Al margen del problema de los perros, a solicitud de muchos lectores, se escribirán notas con otros temas también de urgencia, pero anticipamos el detalle para que la ciudadanía conozca lo que ocupará la atención de esta columna durante las siguientes semanas: Accesos a Sucre por carretera, especialmente del aeropuerto y de Cochabamba que pasa por Fancesa y por el Parque Cretácico; desorden en el tráfico; ubicación del Mercado Central; proliferación de canchas vecinales y ausencia de áreas verdes; ocupación de espacios públicos. Las aceras son extensiones de comercios, incluyendo, y especialmente, la expeatonal y la Hernando Siles. Las fachadas que son ahora muestrarios de ropa usada en pleno centro, la falta de identificación y de higiene de la mayoría de los taxis y, sobre todo, la falta de educación de toda la gente que no puede aprender ni siquiera a cruzar una calle. La falla está en ambas partes, en la forma de educar y en la poca voluntad de la gente. Si se establecieran paradas oficiales para el transporte público y se sancionara con una fuerte multa al infractor, o si se lo sacara de circulación por 24 horas en forma inmediata, con la misma eficiencia con las que se colocan las grapas, en una semana se ordena el tráfico.
Para eso, se necesita decisión y ejercer el principio de autoridad. No es problema grande, lo que pasa es que los que tienen que tomar estas decisiones son muy chicos.
