2013 y 2022: $us 13.000 millones de exportaciones

RAÍCES Y ANTENAS Gonzalo Chávez A. 26/02/2023
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Existe una gran polémica entre los numerólogos, los aficionados a las cábalas y los supersticiosos de toda índole sobre el significado del número 13. Para algunos es suerte y para otros, un k’encherío total. Entre estos últimos es famoso el dicho: “Martes 13, ni te cases ni te embarques”.

Pues bien, la economía boliviana ha registrado en el año 2014 y en 2022 la misma cifra récord de exportaciones, de más de 13.000 millones de dólares. ¿Bendición o maldición?

Por supuesto, la respuesta a la venenosa pregunta es: Depende el cristal con que se mire. El año 2014, la cifra récord de ventas al exterior ($us 13.034 millones) fue un punto de inflexión negativo para el crecimiento de la economía nacional. A partir de este año fuimos cuesta abajo en la rodada, como dice el tango, hasta alcanzar el fondo del pozo en el año 2020. En 2013, la economía boliviana creció un 6,8%, un porcentaje notable comparado con periodos anteriores. Pero, a partir de 2014, va disminuyendo a 5,5%, a 4% y así, poco a poco, en degradé. El crecimiento de la economía, el año 2019, antes de la salida de Evo Morales, ya registraba tan solo un 2,2 por ciento. En el 2020, decrecimos en -9%. En el periodo 2021, la economía rebota al 6,1%.

El año pasado, 2022, volvimos a alcanzar la mágica cifra de $us 13.652 millones de exportaciones y el producto creció en 4,1%. Muchos ven un signo de augurio. Pero, saquemos una radiografía de ambos periodos históricos analizando las exportaciones.

En 2014, el proceso de cambio y sus principales actores estaban en éxtasis ideológico. Las exportaciones superaban los $us 13.000 millones. El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) había llegado a 5,5%. La Bolivia Saudita exportaba $us 6.525 millones de gas natural a Brasil y Argentina, la mitad del total de ventas al exterior. En el Estado boliviano llovía dinero. Las recaudaciones del impuesto directo a los hidrocarburos (IDH) y regalías eran de $us 3.535 millones. 

Las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB) alcanzaban los $us 15.122 millones en 2014. En esa época, el Gobierno se golpeaba el pecho por tener estos recursos. La propaganda oficialista mostraba a Evo Macpato nadando en billetes en las bóvedas del BCB rumbo a ser como Suiza. 

El precio del petróleo, promedio del año, era de $us 96,2 por barril. Y por ejemplo, el precio del gas natural promedio a Brasil estaba en torno a los $us 8,96 el millar de pies cúbicos (MPC), Por supuesto, todo este logro financiero se lo atribuía a la milagrosa nacionalización de los hidrocarburos. Además, en los años 2013 y 2014 aún registrábamos un superávit fiscal.

El año pasado, 2022, nuevamente las exportaciones alcanzaron los $us 13.652 millones. Sin embargo, el crecimiento del PIB fue mucho más modesto: 4,1%. Las exportaciones de gas natural se contrajeron a un tercio del 2014, es decir, $us 2.974 millones y por concepto de IDH y regalías al sector solo entraron $us 1.263 millones a las arcas del Estado. Cabe aclarar que los precios promedios del petróleo ($us 88 por barril) y del gas natural (en torno a los $us 8 el MPC) eran elevados, como nueve años atrás, y lo que se contrajo fueron los volúmenes exportados por falta de producción.

La reducción de ingresos tributarios del sector de hidrocarburos llegó a - 64%. Más aún, en esta oportunidad, después de décadas, Bolivia registró una balanza comercial energética negativa. La potencia gasífera de los años 90s, ahora, era un importador neto de gasolina y diesel.

En el 2022, las RIN del BCB alcanzaban tan solo de $us 3.800 millones. Ahora el Gobierno raspa la olla, aunque los precios de los hidrocarburos han subido como en el 2014.

¿Por qué los récords de exportaciones señalados para el 2014 y 2022 generaron realidades económicas tan diferentes?

Bueno, una hipótesis de trabajo que manejo es que, en el 2014, se produce el inicio de la inflexión hacia abajo del modelo económico y en 2022 se toca fondo. El principal síntoma es el declive del sector gas natural, que había sido la fuente más importante de recursos para el capitalismo de Estado. Asimismo, si bien las exportaciones de minerales y soya aumentaron significativamente hasta superar los $us 13.000 millones el año pasado, estos sectores no generan el mismo nivel de impuestos para el Estado que el sector petrolero. En efecto, en el 2022, el sector que más creció fue la minería, en especial oro y su manufactura, el oro metálico ($us 3.000 millones). Sin embargo, los impuestos que pagan estas actividades, en especial el oro, es muy bajo: en torno del 2% de regalías del total bruto de la producción.

Es decir, el nuevo sector externo ya no genera la gasolina de ingresos tributarios para el Estado y a este se le han agotado las fuentes de financiamiento interna (deuda interna y reservas internacionales) y externa (préstamos). Al parecer, ahora el 13 es de mala suerte. 

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