El Carnaval prácticamente ha pasado y, salvo la violencia doméstica de cada año, motivada en muchos casos por el excesivo consumo de alcohol, no se han reportado grandes crímenes.
Cuando van concluyendo las celebraciones de esta época del año, con las que tradicionalmente se paralizan las actividades en el país, lo más seguro es que en las horas que están por venir retornen al ámbito de la atención pública los personajes que han estado enfrentándose últimamente por razones que ya ni siquiera parecen sectarias, sino personales.
Hay políticos que no descansan ni siquiera en los feriados largos o en fiestas de guardar, como la Semana Santa. Si se entregaron al festejo, lo más probable es que se hayan reunido con su entorno partidario para planificar futuras acciones. No es de extrañar que salgan con alguna sorpresa precisamente en estos días, o sepamos que algo hicieron durante este paréntesis.
Es probable que la administración del presidente Arce tenga que sortear en las siguientes semanas más inconvenientes como el del enfrentamiento entre partidarios del MAS que, haciendo gala de una cobardía inaudita, han llegado a tocar a la familia de uno u otro bando, demostrando, así, que no existe nada sagrado para ellos.
Sobre este aspecto, va quedando cada vez más claro que el Órgano Ejecutivo tiene ante sí el desafío de recuperar el principio de autoridad, así como el respeto a la legalidad, tan venidos a menos en este último tiempo.
Parece quedar en evidencia, también, que otro frente de tensión para el Gobierno será mantener la estabilidad económica, de la que se ha pavoneado tanto el oficialismo en las últimas dos décadas, ya que los datos sobre las reservas internacionales netas son, por decir lo menos, motivo para preocuparse. Ya se ha informado que no habrá medidas traumáticas, como una modificación del tipo de cambio, pero no se ha proporcionado información oficial coherente sobre la notoria disminución de lo que, en definidas cuentas, son los ahorros del país.
El tema económico es preocupante. Con un gobierno cuyo presidente se ha caracterizado por un perfil profesional precisamente técnico-económico, todo lo que tiene que ver con el dinero debería estar tan claro como un cielo despejado. Uno de esos temas es, por ejemplo, el del manejo del dinero que las administradoras de fondos de pensiones tienen en custodia.
A ello hay que sumar los conflictos que durante estos carnavales no han hecho más que ponerse en suspenso, comenzando por la confrontación con Santa Cruz y pasando por el rechazo del magisterio sindicalizado a los nuevos contenidos educativos. Por lo pronto, el ministro del área ha asegurado, en declaraciones de este fin de semana, que la mayoría de los educadores del país ha aceptado implementar la nueva currícula.
En definitiva, se trata de un cuadro complejo que podrá ser correctamente atendido si, por un lado, el Gobierno afronta sus diferentes frentes conflictivos con más inteligencia que odio; es decir, olvidándose de la práctica de “sentar la mano”, y, por otro, logra estructurar un plan de acción, con objetivos y metas claros, que no solo guíe el curso de las acciones, sino que también permita establecer sólidos niveles de coordinación interna.